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Cerezo & Dragón cap 1
Pierrot prólogo nuevo + caps 1-3 corregidos + cap 4

Bienvenidos 8D

Las historias que subo al blog son inventadas y escritas por mí.
Si existe alguna coincidencia con otras historias, es pura casualidad.
Espero que les gusten.
Comentad por favor.

2009/12/23

Cerezo & Dragón (Prólogo, Segunda Parte)

Mientras tanto, en el reino de Kirss se disputaba por el futuro de la princesa Lill. El reino de Järv tomaría como venganza matar a la princesa, que era la prometida del príncipe de Kõrb, por lo tanto se decidió que sellar su poder y exiliarla a la tierra sería la mejor opción.
Así pues la princesa partió hacia el templo principal del país que estaba aislado en Püha, una zona montañosa con un profundo bosque en el valle. Allí vivía la gobernadora, la única Kirss en los tres reinos que no tenía pareja. Una vez allí se abriría el único portal oficial que llevaba a Sinine. La princesa, de nombre Lill, no iba sola. Estaba acompañada por la sacerdotisa que la crió y su marido, un dragón que trabajaba como guardaespaldas para protegerlas del posible peligro. La intención de los consejeros llevar a Sinine a las tres personas. Pero el camino era difícil. Y quién sabe si la niña llegaría a salvo. Podrían matar a su prometido, el príncipe Sinine Kuma, y ella dejaría de “florecer”. Debían darse prisa.
La mujer corría y corría tanto como sus pies se lo permitían. Cogida de la mano de la mujer, una niña, de unos cuatro años intentaba seguir su ritmo. Ambas mirando al suelo, para no tropezar. Sus respiraciones agitadas y sus caras de terror lo decían todo. Las perseguían. Por lo visto, el hombre que las defendió murió en combate. Nelgi lo sabía perfectamente. Su figurita de jade en forma de dragón lo decía todo. Era negra. Unas lágrimas como perlas blancas cayeron de sus ojos. La mujer quería gritar, quería llorar, matar a quién provocó la muerte de su marido. Pero no podía. Tenía una misión y debía cumplirla a toda costa. Tenía que llevar a la pequeña Lill al templo de Püha. Faltaba poco, tenían la sierra en frente. Pero todavía quedaba la subida. La mujer iba dejando un rastro de sangre por el camino. Sus pies estaban llenos de heridas porque iba descalza. Le dejó su calzado a la niña. Optó por dejar el estrecho sendero que llevaba al templo. Se adentró al bosque y se puso la capucha de su vestido para protegerse un poco la cabeza de las ramas bajas de los árboles.
–Tía Nelgi, ¿Por qué salimos del camino? ¿Falta mucho? Estoy cansada y me duelen mucho los pies. –La niña empezó a llorar. –¿Por qué huimos? ¿A dónde vamos? ¿Acaso hice algo malo? Perdona tía Nelgi, por favor no te enfades. ¿Y papá y mamá? ¿Por qué no vienen con nosotros?
–No estoy enfadada contigo. Así que deja de llorar. ¿vale? Papá y mamá no pueden venir, por eso te acompaño yo… Eres una niña muy valiente. ¿Sabías que las niñas valientes no lloran nunca? –La mujer se calló. Se seco las lágrimas, pero estas volvieron a salir. No sólo lloraba por ella y su recién difunto marido. Lloraba por el destino de la niña. No sabía si la podría salvar.
–Entonces, ¿Tu no eres valiente tía Nelgi? Estás llorando.
–No, no soy valiente. Soy una cobarde.
–Entonces yo tampoco soy… valiente… lo siento tía Nelgi, pero… no puedo parar… de llorar.
Ambas volvieron a llorar. Sus lágrimas no se detenían, al igual que ellas, que no dejaban de correr para salvar, por lo menos, la vida de la pequeña Lill.
El camino era empinado. Se encontraron de repente con un riachuelo, eso significaba que estaban cerca de la entrada. Ambas estaban tan cansadas que ya no podían correr, pero su paso no era lento. Después de atravesar unos arbustos, se encontraron con las escaleras que llevaban al templo. Empezaron a subir por los fríos escalones de piedra. Y allí arriba se podía ver la figura de una mujer. Llevaba el mismo atuendo que ellas a diferencia de que el suyo no estaba ni roto ni sucio. Tenía el cabello negro y las luces del cielo daban un toque rojizo a sus ojos plateados. Unas lágrimas de felicidad recorrieron el bello rostro de la mujer y esta habló.
–Llegasteis sanas, no sabéis cuanto me alegro por vosotras. –Su voz era suave y se mantenía firme pese a sus ganas de llorar. No podía ver su reino en ese estado. La entrada del templo estaba situada en lo alto de una montaña que no alcanzaba ni por asombro a las que tenía detrás, pero era los suficientemente alta para poder observar el escenario de la guerra. El eco de los gritos de la gente resonaba entre esa sierra, el humo procedente de pueblos incendiados cubría el valle y los dragones sobrevolaban el cielo, pasando de largo del templo, que por alguna razón no se acercaban. La mujer y la niña temblaban por el horror que sus ojos podían ver. Nelgi se acercó a la Gran Sacerdotisa y se arrodilló en el suelo.
–Por favor, se lo suplico Gran Sacerdotisa… Salva a la niña.
–No se preocupe, cuando recibí la súplica de los reyes, ideé un plan para salvarla. –La Gran Sacerdotisa se arrodilló y le levantó el rostro a Nelgi. –Incluso en Sinine, me aseguraré de proteger su vida.
Una triste sonrisa se dibujó en el rostro de ambas. Nelgi sabía lo que le pediría y estaba dispuesta a hacerlo. Lill se mantenía a su lado, su pequeña cara aún tapada por la capucha del vestido ya no expresaba sentimientos, no tenía fuerzas ni para llorar. La Gran Sacerdotisa se puso de pie de nuevo.
–¡Kaer!¡Araceae! –Nada más gritar esos nombres, dos niñas de unos siete años cogidas de la mano aparecieron detrás de la mujer. Eran unas Kirss gemelas, algo poco común, y además no llevaban el típico atuendo de estas. Una llevaba una camisa de color azul, una chaqueta deportiva azul oscuro, unos pantalones negros. Llevaba deportivas negras también. La otra llevaba un vestido de color verde pálido, un chal de lana verde oscuro, calcetines a rayas ocres y verde oscuro hasta la rodilla y unos zapatos marrón oscuro. –Nelgi, estás chicas te ayudarán en la misión. Son huérfanas y yo las crié. Son muy jóvenes pero están entrenadas y son inteligentes. Estarán dispuestas a morir para que este reino tenga un futuro. –La mujer las miró. –Ya sabéis lo que tenéis que hacer. –Las dos gemelas se miraron, su rostro se volvió triste y no hablaron. Se dijeron un “hasta pronto” con la mirada, pero ambas sabían que necesitarían mucha suerte para volver a encontrarse.
Nelgi vio alejarse una de las gemelas, la del vestido que cogió la mano de la pequeña Lill y se fue hacia el interior del edificio.
–¿Tía Nelgi no viene con nosotras?
–Ella vendrá después, princesa. Nos tenemos que adelantar. –Cruzaron un patio lleno de bultos y entraron en una sala que daba a una caverna. Esta tenía una pequeña laguna en el centro. Parecía un espejo. En ella se reflejaba un lugar jamás visto por Lill. Un lugar lleno de edificios de piedra muy altos, pequeñas extensiones de bosque dispersas y una torre de metal rojiza. Había poca luz y llovía mucho.
–¿Qué es ese lugar? ¿Iremos ahí? –Preguntó la niña algo asombrada.
–Eso es la ciudad de Tokio. Ese reino está en Sinine y se llama Japón. Es más seguro que el nuestro actualmente, así que viviremos allí. –La laguna empezó a brillar, y una oleada de viento cálido mezclado con pétalos de flores de cerezo salió del interior. Kaer cogió en brazos a Lill y se lanzaron al vacío, siendo empapadas por la lluvia.

En la entrada del templo la otra gemela se acercó a Nelgi y le dio unos cuchillos muy afilados.
–Tenemos que aguantar hasta que mi hermana, Kaer, y la princesa se hayan ido. Nosotras haremos de cebo. –Una mirada de decisión apareció en el rostro de ambas. –Adiós, madre.
–Araceae… –Nuevas lágrimas aparecieron en el rostro de la mujer. –No digas eso. Tengo la esperanza de que nos volveremos a ver, así que cuídate. Hasta pronto. –La chica sonrió amargamente.
–Adiós Gran Sacerdotisa y gracias por todo.
Nelgi y Araceae dieron media vuelta y bajaron las escaleras. Se adentraron en el bosque por un lado. La niña sacó de su bolsa un atuendo de las sacerdotisas algo desgastado y se lo puso por encima. Llegaron abajo y esperaron hasta que se pudieron oír los cascos de caballos cabalgar. Salieron de la espesura y empezaron a correr dirección al templo de nuevo. Los caballeros del reino de Järv eran humanos pero iban armados con lanzas y espadas y había un par de arqueros que apuntaban sus flechas hacia ellas. Una de ellas dio en un hombro a Araceae e hirieron a Nelgi en el muslo derecho. La mujer calló pero no chilló. Esperó. Esperó a tener a un humano cerca y le degolló con uno de los cuchillos que la niña le prestó.
–¡Es una trampa! No son e-… –No dio tiempo a dar la alarma a sus compañeros, pues Araceae se lanzó hacia él y le rompió el cuello. Se arrancó la flecha de su hombro. Y fue a atender a la mujer tumbada en las escaleras. Los hombres se dieron cuenta y lanzaron sus lanzas pero aunque Nelgi estaba herida no dejaba de ser una Kirss y entonces creó un escudo mágico que las protegió del ataque. Los hombres atemorizados porque no podían contra seres no humanos desmontaron de sus caballos y temblando corrieron hacia ellas con las espadas y dagas en mano. Araceae se levantó y luchó cuerpo a cuerpo con ellos. No quiero gastar mi energía con ellos, la usaré para curarnos, pensó. Algunos cayeron al suelo ante las patadas, puñetazos y cuchilladas de la pequeña. Temblando de miedo, el resto de hombres huyeron pero a los pocos metros fueron sorprendidos por un dragón de color miel. Éste se lanzó contra ellos y de un mordisco los mató, atravesando sus armaduras.
Ahora que habían acabado con los perseguidores podían ir con la princesa y la otra gemela. Nelgi se esforzó al máximo para subir las escaleras, pero había perdido mucha sangre. Se giró para pedir ayuda a la niña, pero esta estaba paralizada frente al dragón. Ese dragón era un Kurat. Su gema negra relucía su cuerpo brillaba y sus gigantescas alas eran envueltas por un halo de electricidad. Enormes relámpagos salieron de sus alas quemando parte del bosque. Uno de esos ataques iba dirigido hacia la chiquilla pero Nelgi llegó a tiempo para apartarla. Cayeron en el suelo, y sus heridas se hicieron más grandes. Maldita sea, pensó la mujer. Se levantó como pudo. Araceae salió de su shock, era la primera vez que veía a un Kurat y estaba asustada. Nelgi acumuló energía entre sus manos y lanzó una bola de fuego. Le dio de pleno en la cara. Éste se enfadó y abrió la boca para cogerla de un mordisco. Nelgi no pudo esquivar el ataque. Las fuertes mandíbulas del Kurat destrozaron su cuerpo. La gema de la mujer cayó al suelo y se hizo pedazos. La chica, tumbada en el suelo y con la mano en su herida del hombro gritó horrorizada. Era valiente, pero no dejaba de ser una niña. El dragón tenía el morro cubierto de sangre.
–Nelgi… Nelgi… perdona fue culpa mía… –Lloraba llena de odio hacia si misma, por su culpa, Nelgi murió. El Kurat estaba a punto de lanzar su segundo ataque dirigido a la niña delante suyo, pero parecía que el destino le preparaba otra cosa a Araceae. Un dragón más pequeño, de color azul, se lanzó hacia él, lo congeló y aprovechó esa inmovilidad para decapitarle. La sangre salió a chorros empapando a la chiquilla. Al parecer, ese dragón no era un Kurat y algo sorprendente sucedió. El dragón volvió a su forma humanoide. ¿Un niño? Pensó la chica aún sin creérselo. Seguro que el susto y la tristeza de la muerte de Nelgi la había afectado emocionalmente. Era imposible que una cría de dragón acabara con un Kurat de ese tamaño. Observó bien al chaval. No era un dragón cualquiera, éste tenía una joya especial. Un Zafiro cubierta por cristales de Aguamarina en forma de pétalos. Y sólo existía un dragón con esas características, la Gran Sacerdotisa se lo dijo, era el príncipe heredero de Kõrb, Sinine Kuma, que a su escasa edad de cinco años será coronado por la muerte de su padre, rey de Kõrb.
–¿Dónde se encuentra mi prometida? –El chico habló. Su voz era algo aguda todavía, pero era firme y severa. Araceae se armó de valor para responderle.
–En un lugar seguro al cual tú no puedes acceder.
–Si no tienes intención de decírmelo, muérete.
–No conseguirás llegar si me matas, ni la Gran Sacerdotisa lo sabe. –Se quería aferrar a la vida costara lo que costara. Quería vengar a Nelgi, decir hola a su madre y volver a ver a su hermana Kaer.
–Entonces te convertirás en mi rehén.
–Ni en tus sueños. –La chica se levantó y corrió hacia el chico. Armó su daga y le atacó, pero el chico fue más rápido, le cogió por el brazo herido y le desarmó. –¡Aaaarg!
–¿Duele? –El niño rió y lamió la herida.
–¿Qué haces? Suéltame. –Forcejeó un poco pero estaba cansada y herida.
–Si continúas así, morirás. Ahora dime dónde se encuentra mi prometida.
–Aunque te lo diga no podrás ir, sin el consentimiento de la Gran Sacerdotisa, no llegarás a ella nunca. –Rió victoriosamente aunque la situación no fuese favorable para ella.
–Hija de… -Fue interrumpido.
–Que príncipe más educado… ¿Y tu te convertirás en rey, enano? No me hagas reír... ¡Arg! –El chico apretó más su agarre como muestra de enfado. –Hagamos un trato…
–¿Un trato? No me gustan los tratos…
–Pues éste si te gustará… La princesa se encuentra en Sinine, mi hermana la está protegiendo… Y allí se quedará hasta que todo vuelva a la normalidad…
–Si se encuentra en Sinine no necesito de tu ayuda.
–Ya deberías saber que el portal se abre cada vez que hay un eclipse lunar y eso no es muy corriente en nuestro mundo. Pasarán años hasta que llegues a Sinine y aún más hasta que la encuentres aún si eres su prometido, chaval. –Tragó saliva. Le costaba hablar con esa herida cercana al pulmón. Kuma aflojó un poco su agarre. –Pero yo soy la única que queda con vida que sabe el lugar exacto donde se encuentra la princesa. Hasta entonces, déjame con vida.
–Muy bien, no me gusta perder el tiempo… vendrás a Leegid conmigo.
–¿Leegid? ¿Por qué?
–Si quieres vivir tendrás que ganarte la vida. Te convertirás en mi espía personal. Júrame lealtad. Con un pacto de sangre
–… Está bien… –Alzó su mano manchada de sangre y acarició el colgante de Kuma. Éste absorbió la sangre.
–Ahora, si me traicionas, morirás… chavala.
–Me llamo Araceae.
–Y yo Sinine Kuma, no chaval o mocoso.
–Te llamaré Kuma.
–Insolente. –Soltó su agarre y empezaron a andar, dirección Leegid, capital de Kõrb. Les esperaba un largo camino.

Salieron del estanque a duras penas. Era de día, pero el cielo estaba oscuro. Que contradictorio comparado con el cielo de Täth, su mundo. Ambas estaban empapadas y tenían frío. Si Kaer no hacia algo la princesa cogería una pulmonía. Fue entonces cuando algo extraño pasó. Se recostaron en el tronco de un árbol. Y de éste caían, a pesar de ser todavía invierno, pétales de flores de cerezo. Un cerezo que antes no estaba ahí. A Kaer se le paró el corazón y unas lágrimas como perlas salieron de sus ojos. Por favor, que no sea Araceae, pensó angustiada. Al mismo tiempo la pequeña Lill también suplicó, pero no por Araceae, sino por Nelgi. Y es que, cuando una Kirss muere, un cerezo en flor aparece en Sinine, sea o no la temporada. Kaer se levantó para observar el lugar, miró alrededor y observó unas escaleras que subían una pequeña colina. Arriba se podían observar muchos cerezos sin hoja. Era finales de invierno, pero todavía no florecían los cerezos.
–Era un cementerio… –Susurró. Lo que había en el patio interior del templo era un cementerio. Lill también se levantó y rompió a llorar.
–Vamos, vamos Lill… –Se escuchó una voz que venía del cielo. –Tú eres una niña muy valiente. ¿Sabías que las niñas valientes no lloran nunca?
–¿Tía Nelgi? ¿Estás ahí? ¿Tía Nelgi?
–Sí, estoy aquí y siempre lo estaré. Así que deja de llorar ¿vale? –Una corriente de aire cálido mezclado con pétalos de cerezo envolvió a las dos niñas, el mismo aire que en la caverna. –Ahora es hora de dormir, Lill… Dulces sueños… Kaer, protégela, como si fuera tu hermana, por favor… –El susurro cesó. Lill se desmayó, con lágrimas en los ojos, pero Kaer la sujetó. Cogió en brazos a la niña y se acurrucó al pie del tronco del árbol. Y habló al aire.
–Araceae, si este cerezo es Nelgi, ¿por qué no has venido aún? Sé que estás viva, ¿Pero dónde estás? Espero que… estés bien. –Usó su magia para calentar a ambas y rezó por su hermana. Lloró hasta caer dormida junto con la Lill en el regazo del cerezo.

*****

PD: Espero que os guste... T_T Me dió pena matar a Nelgi... Fui cruel? ;A;
Y para las de NC... sabéis quien es ese dragoncito azul? ¬w¬ jejeje...

2009/12/17

El Diccionario xD

Debido a que en la nueva historia que estoy haciendo, "Cerezo & Dragón", hay muchas palabras raras y muchos nombres he decidido hacer una "Entrada Diccionario" con toda la palabrería necesaria para que se entienda. Siempre que introduzca nuevos términos lo actualizaré...
Así que si no entendéis algo o os habéis olvidado de algún nombre, podéis ir a la etiqueta de "Diccionario" y mirar ahí para resolver vuestra duda xD

A

• Aitäh, río principal de Kõrb: Gracias
• Araceae, gemela menor de Kaer que protege a Lill: Arácea

B

C

D

E

F

G

H

I

J

• Järv, reino del Oeste: Lago

K


• Kaer, gemela mayor de Araceae que protege a Lill: Avena
• Kirss, reino de Norte: Cerezo
• Kollane, desierto Este de Kõrb: Amarillo, Desierto Amarillo
• Kõrb, reino del Este: Desierto
• Kurat, Dragones que han perdido a sus prometidas, poseen una joya negra: Maldito

L

• Leegid, capital de Kõrb: Llamas
• Lill, princisa de Kirss y sacerdotisa: Flor
• Lilled Kirss, capital de Kirss: Flores de Cerezo

M

• Mänd ja Kuusk, gran bosque de coníferas de Kõrb: Pino y Abeto

N

• Nelgi, sacerdotisa que cuidó de Lill en la infancia: Clavel

O

P

• Pärlid, templo principal de Järv: Perlas
• Püha, templo principal de Kirss: Sagrado
• Punane, deseirto Oeste de Kõrb: Rojo, Desierto Rojo

Q

R

• Roheline, capital de Järv: Verde

S

• Sinine, nombre que usan los Dragones para referirse a la Tierra: Azul
• Sinine Kuma, príncipe de Kõrb, también llamado Kuma: Resplandor Azul
• Süsiniku, príncipe de Järv, también llamado Niku: Carbón

T

• Taevalik, nombre que usan los Dragones para referirse a la Luna: Celeste
• Tume, zona pantanosa del bosque de Mänd ja Kuusk: Tenebroso

U

V

• Valge, lago donde se encuentra la isla Roheline, capital de Järv: Blanco
• Väli, palacio real de Järv: Campo

W

X

Y

Z

*****

PD: Todos los nombres raros los saqué de mi buen amigo traductor Google xD Un aplauso para él xD Están en Estonio... mira que me gusta complicarme la vida U.U

2009/12/12

Cerezo & Dragón (Prólogo, Primera Parte)

Prólogo


A pesar de que era de noche, el cielo no estaba oscuro. Brillaba. Luces de matices rojizas, amarillentas, y alguna que otra luz blanquecina de alguna tímida estrella que se dejaba ver entre las nubes. Nubes que no eran de tormenta aunque lloviera. Nubes anaranjadas. La fuente de esos matices tan cálidos no era el sol, pues era de noche. Era el fuego. El fuego evaporaba las gotas de la lluvia que caía del cielo. Entre las nubes se podían apreciar siluetas de bestias enormes. Bestias que no existen en nuestro mundo, pero sí en mundos paralelos. Esas bestias eran… Dragones. Seres gigantescos con cuerpos alargados cubiertos de escamas tan duras como el acero y brillantes como joyas, enormes alas membranosas, puntiagudos dientes, cuernos y garras afiladas.
De entre una de las nubes que cubría el cielo salió un dragón. Sus escamas parecían esmeraldas. Abrió la boca y una gran lengua de fuego salió dirigida a otro dragón de color granate. Éste último gruñó al recibir el ataque y se acercó al primero para morderle pero falló y le desgarró las alas. El de color esmeralda iba cayendo pero se aferró al cuello de su enemigo de un mordisco. El otro no podía resistir el peso de ambos, además perdía fuerzas y se estaba desangrando. Cayeron juntos. Un gran impacto removió la tierra.
Parecía un terremoto. La tierra temblaba cada vez que algún dragón caía en desgracia des de el cielo provocando su muerte. Los dragones combatían a muerte. Una guerra había comenzado de nuevo. Y esta no parecía insignificante. Duraría bastante. Ya que esta vez el reino pacífico de Kirss estaba involucrado. Lugar donde las personas huían de las guerras convirtiéndose en refugiados. Lugar donde eran enviadas las nuevas sacerdotisas para que aprendieran a usar su magia y donde conocerían a su futuro esposo, un dragón. Pero ahora todos los refugiados de guerras anteriores no tenían lugar a donde ir. Y lo más importante, las sacerdotisas corrían el riesgo de ser asesinadas. Cada vez aparecían más dragones con la marca de la gema negra. Y eso significaba que otra sacerdotisa había muerto.
Las sacerdotisas eran, normalmente, las hijas de los dragones. Y se las reconocía por la marca de nacimiento con forma de dragón que tenían en el pecho. Aunque también aparecían de vez en cuando humanas con la marca. Algunas veces falsa, tatuaje creado por sus familias desesperadas con tal de conseguir sobrevivir. Ser la esposa de un dragón significaba poder, estatus social y larga y próspera vida. Ya que los dragones gobernaban este mundo. Ellos eran la clase social más alta. Seres sabios, fuertes y también bellos, pues también tenían una forma humana con algún rasgo de dragón. En su forma humana, a los dragones se les puede ver una marca de nacimiento en forma de flor de cerezo situada en el mismo lugar que el dragón de las sacerdotisas. Las jóvenes también eran llamadas Kirss, que significa cerezo, por la marca que tienen sus dragones prometidos, símbolo de amor eterno.
Pero ahora el amor ya no existía. Cuando un dragón pierde a su pareja, éste se convierte en un Kurat, una dragón maldito. Un Kurat se diferencia de los demás dragones porque su joya se ha vuelto una gema negra. Esta joya es del mismo color del dragón. Pero su función es indicar la vida de su pareja. La joya posee parte del alma de ésta. Mientras brille, su amor estará a salvo, pero en el momento de que una Kirss muera, la joya se apagará. ¿Cuántos Kurat han aparecido ya en el cielo? Un número incontable. Hasta los reyes han caído.
Y todo esto sucede por la maldita ambición del rey de Kõrb. Su ambición había acabado con su vida. Él y el rey de Järv se habían matado mutuamente. Pero seguramente ya no recordaban que eran reyes, ellos también tenían la marca de la gema negra en su pecho. Sus esposas, sacerdotisas de gran poder, fueron asesinadas en un acuerdo de tregua entre los dos reinos.
Pero la guerra no empezó en ese momento. Todo comenzó cuando el rey de Kõrb había reclutado asesinos para que mataran a la futura esposa del príncipe de Järv. El rey quería enviar ese reino a la ruina, pues era un reino tan próspero que la envidia le corroía.
Su reino, por más que lo intentara, siempre sería pobre. Pocas zonas habitables existen. Lo único que da vida al reino es el río que lo traviesa, Aitäh, llamado así porque se consideraba un regalo de los dioses. “Gracias” es su nombre. Además había pocas zonas boscosas. La zona montañosa donde nacía Aitäh, hogar de numerosas cuevas (algunas de ellas acuáticas), rodeaba el gran bosque Mänd ja Kuusk, el único bosque extenso del reino, creando una peligrosa zona pantanosa conocida como Tume. Nadie se acercaba allí. La capital, Leegid, era de las pocas zonas habitadas junto con alguna ciudad cercana del Aitäh, y algún pueblo montañero. El reino vivía del comercio. Y la guerra provocaba una disminución de éste.
Aún con su muerte, el rey de Kõrb consiguió su objetivo. Era un peligro que el príncipe de Järv se convirtiera en Kurat, tenía un gran poder incluso siendo un niño todavía. El príncipe, Süsiniku, era un dragón negro. Así que sin más remedio, los consejeros humanos del rey (los dragones se convirtieron en Kurat) que eran ahora los gobernantes de Järv, desterraron a Süsiniku a Sinine, también conocido por los humanos como la Tierra.

*****

PD: Espero que os guste ^^ Siento la tardanza *la patean* ;A;
Pues esta es la nueva historia que empezaré a subir (sí, lo sé, dije que la subiría después de Alone)
Lo siento, Alone no la he acabado aún y me moría de ganas de subir ya una parte del prólogo xD
El prólogo puede ser algo aburrido, lo sé... es que es como una explicación... si no la ponía os hubierais perdido con tanta cosa... pero ser paciente que esta historia promete ^^
Y sobre Pierrot... NO ME VIENE INSPI... TT________________TT
Así que tendréis que esperar hasta que mi musa venga de vacaciones ¬¬
Gracias por aguantar mis aburridas posdatas xD

2009/11/26

Alone (Cap 6)

Patios


Oscuro de nuevo. La misma oscuridad que me encontré en un principio. Aquella que me amenazaba con la soledad. En el fondo una luz pude observar. Alargué mi brazo. Intenté tocarla. No pude. Desesperado. Empecé a correr. Estaba asustado. Algo frío me tocó. Abrí mis ojos. Un cálido rayo de luz entró por la ventana. Me relajó bastante. Volvía a sentir el frío de antes. Pude ver a Aine. Sentada en el borde de la cama. Parecía preocupada. Mi corazón latía a mil. Tenía la respiración agitada. “¿Se encuentra bien, señor?” Señor. Se me hace raro que me llamen así. “E-estoy bien. Sólo era una pesadilla.” Pesadilla. ¿Qué significaba? Aine se levantó. Las criadas trajeron el desayuno. ¿Criadas? ¿Desde cuándo hay criadas? Los recuerdos vinieron a mi mente. Hubo una fiesta. Con una gran banquete. Música. Y gente. Mucha gente. Tantos recuerdos. Me dolía un poco la cabeza. Me levanté. Desayuné. Me vestí. Aine estaba fuera esperando. “Buenos días, Señor. Me alegro de que esté de vuelta.” ¿De vuelta de donde? ¿Por qué estoy en este castillo?¿Quién soy en realidad? “No parece encontrarse bien. ¿Quiere descansar?” Estoy perfectamente. Sólo quiero saber sobre mí. Necesitaba respuestas. Quiero respuestas. “Aine. Tú lo sabes. Dime lo que quiero saber.” Ella empalideció. Tiritando ligeramente. Se dio la vuelta. “No te lo diré hasta que me pidas perdón.” ¿Perdón porque? ¿Acaso le hice algo malo? Se fue por los pasillos hacia algún lugar. Lugar que desconozco. Todo parecía tranquilo. No se veía tanta gente. ¿Dónde fueron? ¿Desaparecieron? Caminé por los pasillos sin saber a donde iba. Estaba metido en mis pensamientos cuando el canto de los pájaros me sorprendió. Estaba acompañado de una dulce y suave voz. Giré por un pasillo. Me encontré con una galería que daba a un patio. Rodeado de flores y árboles. En el centro había una fuente de mármol blanco. Las cortinas de luz creadas por los rayos del sol se escapaban del cielo nublado. Y entre ellas la procedencia de la voz. Aine cantaba una triste melodía. Y cuando me acerqué cesó. En susurros pude escuchar algo que quizá no debí saber. “Me dejaste sola. Te fuiste de mi lado. Y ahora vuelves. En otro cuerpo. Y sin los recuerdos que nos unen. Charles.” La joven rompió a llorar silenciosamente. Quizá por vergüenza. Quizá para que no la escuchara. Y eso me revolvió el corazón. Me sentí mal por algo que no sabía.


*****


PD: Espero que os guste ^^ Comentaaaaaaaaaad ;A; De Alone sólo quedan 2 caps más y el epílogo... Así que iros preparanto porque dentro de poco empezaré a subir otra... De aventuras, magia, amor y DRAGONES!! *---* Espero que os guste también!! >////<

2009/11/22

Pierrot (Cap 4)

Lindas Pasteleras


_Venga tenemos que hacer los dulces… ¿Recuerdas algo bueno de la clase de economía doméstica? _Sayuri le miró mal.
_Mmm… ¿Que tal un pan de leche con mermelada? Tiene que ser algo dulce para que contraste con el sabor amargo del café.
_¿No es muy simple?
_Mmm… ¿Y un pastel de calabaza?
_No hay calabazas.
_Pues… ¿Un brazo gitano de fresón?
_Vale… ve preparando la masa yo haré el café. ¿Por cierto dónde está?
_Yo qué sé. No es la cocina de casa. Búscalos.
Aranda empezó a buscar por los armarios de abajó. Pero sólo encontró cazuelas y sartenes. En los estantes de arriba sólo encontró los frutos secos y las especies. Se fijó en la puerta que había al fondo de la cocina a mano derecha. Dafne y Aranda buscaban cada una los ingredientes necesarios. Entraron con curiosidad a una pequeña salita. Estaba muy oscura por lo qué Dafne salió fuera y cogió uno de los pequeños candelabros que había por la pared, entró de nuevo en la salita y pudo ver junto con su hermana que era la despensa. Empezaron a mirar. Al fondo de todo, había un arca de madera de roble bastante simple. Aranda la abrió con esfuerzo ya que pesaba un poco. Estaba dividida en tres secciones separadas por una madera rectangular de roble también. En la izquierda había diferentes tipos de quesos. En el centro los embutidos. Y a la derecha había alguna barra de pan (ya algo dura, tendrían que ir a la mañana a la panadería). No había lo que les interesaba. Cerraron el arca. Dafne dejó el candelabro apoyado en el arca con cuidado para que no se cayera y se quemara.
A la derecha del arca había unos sacos. Sacos de trigo, harina y azúcar. Las hermanas se miraron. Dafne salió de la despensa y trajo dos cuencos grandes y dos tazones. Uno lo llenaron de harina y el otro de azúcar… la suficiente para que no faltara después. En el lado izquierda del arca, fijadas en la pared había unas estanterías. En la de arriba se podía ver varios frascos de cristal de diversos tamaños. Se podía diferenciar unas botellas de cristal con leche, unos botes con arroz, lentejas, garbanzos, alubias… había también un frascos alargados con macarrones, espaguetis, raviolis y otras pastas. Y algo que necesitaban, un bote con cacao y otro con granos de café. Cogieron ambos.
En la estantería del medio habían algunas pastas como magdalenas caseras (seguramente hechas por An) y una caja que ponía: “¡Cuidado con los huevos!”. La abrieron. La caja estaba acolchada con paja donde había dos docenas de huevos. Cogieron 6 huevos. A la izquierda de la caja había un par de botellas de cristal donde ponía “Nata”. También la cogieron.
Como ya iban bastante cargadas fueron a la cocina y dejaron todo en la mesa.
Aranda ya tenía los granos de café, así que se limitó a buscar el molinillo y la cafetera. En el armario de la encimera situada a la derecha de la pica se podía encontrar todo ordenado la tetera, la cafetera y el molinillo así como otros recipientes (una exprimidora manual, unos cuencos de varios tamaños metidos unos dentro de otros al igual que muñecas rusas, una balanza de cocina, un par de recipientes para medir litros, etc). Sacó la cafetera, el molinillo y también la balanza, pues supuso que Dafne la necesitaría.
Mientras, Dafne todavía iba y venía de la despensa. Sacó la leche que se le había olvidado a Aranda, y también un bote de cacao que había situado al lado de donde estaba la de café, pues se le ocurrió hacer el brazo de gitano de fresas y chocolate. Con todos los ingredientes fuera, las hermanas se dedicaron ha hacer el desayuno de la señorita Agnes según ordenes de An.
En un armario cerca de dónde se encontraba la vajilla, se podía ver una encimera con botellas de agua mineral (qué quisquillosos eran, ¿no podían usar agua del grifo?) Aranda cogió una botella, la abrió y llenó la parte de abajo de la cafetera pero se le derramó un poco el agua, así que cogió un trapo para limpiarlo del cuarto cajón de la encimera al lado izquierdo de la pica. De paso, le dio un trapo a su hermana, ella lo necesitaría con frecuencia. Abrió la botella con los granos de café y metió un puñado en el molinillo. Tenía cara de aburrimiento, no era una tarea divertida dar vueltas a una palanca para molerlo, así que cuando acabó sonrió un poco.
_¡Por fin acabé con los malditos granos! ¿Cómo va todo por ahí Dafne~? _Énfasis en su nombre puesto por An. La menor se sonrojó un poco. _Bueno yo ahora voy calentar el agua. _Cuando Aranda se fijó en los fogones, se dio cuenta de que funcionaban con carbón y madera. Cierto. En el siglo XIX no existía el gas aún. _Emm… Dafne… ¿Dónde está la madera?
_¿Para qué quieres madera?
_¿Para calentar el café? Esto no funciona con gas.
_¿Y ese saco que hay al lado? _Preguntó Dafne sin mirarla. La menor ya se había familiarizado un poco con la cocina. Aranda abrió el saco. Contenía carbón. La mayor se dio cuenta qué detrás del saco había una pequeña puerta de hierro. Tenía un candado y, colgada de un clavo en la pared, había una cadena con una gran llave de hierro. Cogió la llave y abrió en candado. Era un pequeño armario empotrado que contenía unos troncos de madera, unas ramas secas y unas hojas de diario, seguramente viejo.
_Y encontré la madera. ¿Quieres qué encienda el horno?
_Sí, por favor…
_Pues lo haces tú…
_¡Imbécil!
_Calla estúpida _Siempre igual. Ambas hermanas estaban siempre peleándose. Aranda cogió un poco de café molido y lo tiró a la cabeza de su hermana pequeña. Dafne, algo harta ya, cogió con la mano un poco de la masa del brazo de gitano que estaba haciendo y se lo tiró a la cara.
_Toma esa. ¡¡Jajaja!! _La pequeña tenía una risa algo escandalosa, pero ya no le importaba.
_¡Arg! Mi cutis… Te vas a enterar, maldita, siempre haces igual. _Y así fue como empezó la típica peleas entre hermanas: tirones de pelo de la mayor, comida volando (bolas de masa pringosa) por parte de Dafne; Aranda cogió un vaso de agua y se lo tiró a la cara y ésta se devolvió tirándole un par de huevos frescos a la ropa.
Ya con la batalla (si es que se le puede llamar así) bastante avanzada y ambas hermanas sucias hasta los pies… el ataque final de ambas… Aranda cogió el saco de carbón, una pala y la llenó de ceniza mezclada con un poco de serrín y se la tiró a su hermana que, mojada, se le pegó al cuerpo. Ella aprovechó que su hermana estaba llena de cáscaras y huevos por el vestido y parte de la cabeza le lanzó el bol de harina que había encima de la mesa, en realidad tenía la intención de tirarle el resto de la masa (llena de serrín, ceniza con extra de huevos y azúcar) pero ya no quedaba. El resultado, ambas tosiendo a causa del polvo, sucias de arriba abajo, con cara de pocos amigos que lentamente fue cambiando a unas caras asustadas al oír unos pasos que se acercaban por la puerta y una lucecita de una vela. Los pasos cesaron. Ambas se giraron lentamente y observaron a la persona que había parada en la puerta. Angello.
_El resto del personal se ha quejado que había ruidos procedentes de la cocina… vengo y me encuentro con “esto”. No estoy de humor como podéis observar. _Su bello rostro ahora daba miedo. Estaba muy serio. Tenía el flequillo por delante, despeinado, dejando ver un poco sus ojos que brillaban de un color carmesí a la luz rojiza de la vela.
_Esto… Angello… Jeje… Estábamos haciendo el desayuno… como puedes ver… _Aranda tenía miedo de aquel hombre.
_Puedo ver, no estoy ciego. Platos rotos, restos de masa de “algo” con carbón y serrín, café con extra de agua sucia… Se ve delicioso… _Hubo un silencio en la cocina y Angello continuó hablando. _La caldera está apagada, que una de vaya a encenderla y luego os ducháis y os ponéis un uniforme limpio. Largo de la cocina… Ahora. _Dafne estaba muy nerviosa. Se sonrojó y rápidamente salió de la cocina con su hermana detrás de ella. Ambas calladas y en silencio, sucias, se dirigieron a la sala de calderas para tener agua caliente.
La sala de calderas estaba situada en el subterráneo de la parte de atrás de la casa. Para llegar hasta él había que salir de la casa (por la puerta de servicio) e ir por el patio de atrás. Se sorprendieron un poco por el camino, los guardias dormían profundamente. Si hubiera un atraco estarían desprotegidas. Pero rápidamente dejaron de pensar en eso, lo único que tenían en mente era darse una buena ducha. Para ser el jardín trasero era muy bonito. Tenía una pequeña fuente de mármol blanco que parecía de plata a la luz de la luna. La fuente tenía una forma algo extraña, pero parecía un cisne. Flores de loto decoraban la fuente con colores rosados y blancos. Alrededor había unas Damas de Noche que junto con el aroma a rosas perfumaban ese pequeño patio. Estaban embobadas observando el lugar, pero un ruido las alertó. Eran los caballos del establo, que parecían nerviosos. Algo asustadas, abrieron la puerta de la sala de calderas y entraron en ella. Se dispusieron a encender la caldera. Lo más probable era que baños estarían encima suyo, no era de extrañar el olor a moh y humedad que había en el lugar. Dentro estaba muy oscuro, y como era de noche veían muy poco. Fueron palpando la pared con la mano hasta que Dafne se dio de frente con lo que perecía una estatua.
_¡Au! Me choqué con algo. No veo nada.
_Yo tampoco. Espera creo que tengo la caja de cerillas en uno de los bolsillos. _Por suerte la caja de cerillas no estaba mojada. Aranda encendió una y observó que al lado de su hermana había una gran estatua. Parecía una gárgola. Ésta sujetaba una lámpara de aceite. La mayor cogió la lámpara y la encendió con la cerilla antes de que se apagara. Con algo más de luz, contemplaron la gran gárgola. Era de mármol blanco, al igual que la fuente. Aranda se giró y empezó a coger la madera de la esquina de la habitación y a ponerla en la caldera. Su hermana se fue a coger un saco de carbón, pero un gruñido a continuación de un grito le saco el corazón del pecho.
_¿Dafne? _Silencio. Nadie contestaba y estaba asustada. _No vuelvas con tus bromas pesadas… vale perdona por lo de antes… _La respiración de la joven se estaba acelerando mucho al no escuchar respuesta. _Ya te he dicho que lo siento… sal de donde estés… _Unos gruñidos la alteraron. Los mismos gruñidos que escuchó en su habitación antes de llegar a aquella mansión. Y algo le cogió por el pie, al igual que la otra vez, la arrastró. Pero estaba tan asustada que no gritó. Una pequeña esperanza surgió en su interior, pensando que quizás volvería a su casa, con su madre, y seguramente su hermana le estaría esperando. Quizá todo era un sueño y estaba a punto de despertar. ¿Pero no despertó ya esa mañana? Cerró los ojos, esa acción le impidió ver la brillante luz que surgió de la gran gárgola. La misma luz que la del libro. Y todo oscuro de nuevo. Pues la lámpara de aceite se calló al suelo y se apagó. Y unas pisadas de una gran bestia callaron al silencio. Una sombra salió de aquella sala, extendió las grandes alas y de un salto alzó el vuelo.
Mientras, en la cocina ya recogida, un joven hombre de cabello negro y despeinado yacía en una silla de madera, durmiendo. Un vaso de cristal de encima la mesa se derramó y calló al suelo con un sordo sonido. El agua se esparció. El hombre no se movía. ¿Estaría inconsciente? Quién sabe…

*****

PD: Espero que os guste ^^ Comentad ;A; Por Favor T^T

2009/11/12

Alone (Cap 5)

Fiesta


Algo frío rozó mi mejilla. Una mano. Una suave y dulce mano. Levanté mi rostro. La mano de una hermosa chica. Ella sonrió y cogió mi mano. Me levanté. Pude ver un mar encerrado en sus ojos. Ojos de un profundo azul oscuro. Cabello castaño claro. Cálida sonrisa. Tonto sería quien no se enamorara de ella. Pero seguro que tiene novio. Espera. ¿No estaba deprimido hace unos segundos? ¿Por qué me siento bien ahora? Concretamente ¿Por qué me siento bien al lado de esta chica? ¿Qué hago pensando en chicas? Ella rió. Normal. Como para no reírse al ver mi cara de tonto. Sonrojado. Patético. Eso es lo que soy. “Acompáñame…” La joven cogió mi mano. “… Alteza” ¿Alteza? Todo el mundo fijó sus ojos en mí. Hasta hace un momento era como una piedra en el camino. Y ahora soy el centro de atención. Como si fuera la bestia por excelencia de un circo. Como si llevara la ropa más extravagante. “Esas ropas os quedan bien, Alteza” Me miré. Si fuera un bufón haría reír muchísimo. Mi cara era de espanto. Llevaba ropas extravagantes. ¡Las más extravagantes de la sala! No me dí cuenta cuando tiempo llevé pensando. Ya estaba en el trono. Con esa chica a mi lado. Se levantó. “Demos la bienvenida a su Alteza. Ha regresado con nosotros.” La fiesta continuó. Me cansé de pensar. Me dolía la cabeza. Y la corona pesaba bastante. Cosa que hacía aumentar mi dolor. Así que me limité a comer y hablar con la gente de mí alrededor. Extraño. Sabía de que hablar. Todo me sonaba tan familiar. Como si ese fuera el lugar al que pertenezco. Mi hogar. No me dí cuenta del pasar del tiempo. Se podría decir que estaba feliz. Pero… Algo faltaba… La chica acercó sus labios a mi oído. “Alteza. Con su permiso me retiro a mis aposentos. No me encuentro muy bien esta noche”.La miré. “Buenas noches, Aine.” Fue mi respuesta. Aine. Conozco su nombre. Ya lo escuché una vez. Ella se giró. “El alba apareció.” Sonrió pero luego se sonrojó. “Disculpe mi osadía.” Hizo una reverencia. “Perdóneme.” Sonreí en mi interior. Me pregunto cuanto tiempo ha pasado desde que llegué a este misterioso y encantado lugar. La miré a los ojos. Ella se volvió y desapareció del lugar. Entrando por una puerta en un rincón de la gran sala. Y sabía con certeza que esa puerta daba a la torre. ¿Que había en esa torre que tanto llamaba mi curiosidad? Continué mirando el lugar donde ella estuvo minutos atrás. Quedé hipnotizado por sus ojos. Unos ojos que me eran tan familiares. ¿Dónde los había visto antes? No recuerdo.

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Espero que os guste ^^
Alone ya se acaba... pocos caps más... es una historia corta, muy corta... xD

2009/11/08

Alone (Cap 4)

Gran Salón


Sin techo. Otra sala sin techo. Estrellas. Otro estrellado cielo azul pude observar. Las ventanas sin cristales. Las cortinas. De seda roja y rasgadas con el pasar de los siglos. Avancé. Oscuro de nuevo. La poca luz que llegaba desapareció. Sin luna. Una alta torre se podía observar. Tapaba la luna. Era la única torre que quedaba en pie en todo el castillo. Arriba. Luz. Al final de la torre había luz. ¿Había alguien más aparte de mí? Extraño. Éste es mi sueño.
Avancé. Música. Conmigo en el centro de la sala, música empezó a sonar. Trompetas. Tambores. Y Magia. Como por arte de magia todo el salón resucito. Los trozos de madera esparcidos por el lugar se juntaron y formaron mesas. Sillas. Y junto con el no brillante oro. El Altar. Con la mesa para el rey. La reina. Y los amigos cercanos al señor feudal. Los fragmentos de cristales de colores redondeados e incoloros con el pasar del tiempo se levantaron del suelo. Se unieron formando rosetones y vitrales. Las rojizas cortinas de seda se renovaron. El lugar quedó limpio. Y brillante. Las antorchas se encendieron dando luz al lugar. En las mesas aparecieron platos. Copas. Candelabros de oro. Fuentes con fruta fresca. Apareció un techo. La música continuaba sonando. Música alegre. ¿Sería una fiesta? ¿Para quién? Las puertas de detrás de mí se abrieron. Estaban siendo vigiladas por las armaduras del vestíbulo. Ahora más brillantes que antes. Un hierro que parecía plata. Dando color a la plata aparecieron plumas coloreadas en los cascos de los guardias. Plumas de aves que venían de países exóticos. Y personajes como salidos de cuentos de hadas aparecieron. Entraron. Con sus extravagantes vestidos. Con sus extravagantes colores. Rojo. Azul. Verde. Naranja. Púrpura. Los colores asociados a la riqueza. Damas. Caballeros. Se fueron sentando en sus correspondientes lugares. Músicos. Juglares. Daban alegría al lugar. Tristeza. Yo me sentía así. Nostalgia. ¿Por qué? Añoraba esas risas. Esa alegría. Yo… ¿De dónde procedo? ¿De verdad es esto un sueño? ¿O una pesadilla? Estaba solo. A pesar de la multitud de la sala. Me acurruqué en el suelo. Silenciosamente. Una lágrima huyó de mis ojos. Y no lo pude aguantar. Lloré. Nadie me veía. No existía. O eso creía.

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Espero que os guste ^^

Pierrot (Cap 3)

Bailarina enmascarada, bailarina en la Luna


_¿Capa con capucha?
_Sí, señorita Agnes.
_¿Guantes negros?
_Sí, señorita Agnes.
_¿Mapa?
_Sí, señorita Agnes.
_¡AARGH! ¡Deja de llamarme señorita, An! Me pones de los nervios. Hoy es un día MUY, en mayúsculas, importante. Tengo que estar calmada. _Inspira. Expira.
_Perdón seño-… Digo… Agnes.
_Vale… ¡Sólo falta lo más importante! _Señalé la máscara que había en el tocador, máscara que había comprado a escondidas de mi padrastro, máscara que para él era algo inútil, máscara que no me serviría en un futuro… _¡Mi máscara de Pierrot! _No pude evitar hacer una sonrisa traviesa.
La madrugada del sexto día de mayo tenía que ser perfecta. Perfecta para mi primer atraco. Una noche que sería recordada por muchos de los habitantes de Venecia.
_Aquí tiene, Agnes. _An me entregó con cuidado la máscara del tocador_ Ya lo tiene todo. _Me miró de arriba abajo para convencerse a sí mismo. A continuación, cogió la alabarda que había apoyada en una esquina de la pared de mi habitación y me la entregó. _Estás lis-…
_Lista, ¡no! _Le interrumpí _¿Está Azabache preparada?
_Sí, Agnes.
_Vale, entonces puedes decirlo.
_Sí… _Hizo un suspiro de desesperación. _Estás lista…
Le sonreí y me dirigí hacia la ventana. La abrí y lancé la cuerda que An había cogido de las golfas. Bajé por ella sigilosamente. Mi primera misión era no hacer ruido para no despertar a los guardias. An les había dejado preparado una bebida con somnífero. Pase entre los arbustos y cuando perdí de vista a los guardias aceleré el pasó y me dirigí al establo rápidamente. Estaba a un lado del jardín trasero y tenía dos entradas, una que daba al prado vallado y la otra por el jardín trasero. La puerta estaba abierta, An lo dejó todo preparado, es el mayordomo ideal. Me acerqué a Azabache, que si os habréis dado cuenta es mi preciada yegua. Me la regalaron cuando tenía 10 años. Me quité el guante y le acerqué mi mano para que me reconociera. Como era oscuro y además llevaba la capucha y la máscara puestas, se asustó un poco. Me volví a poner el guante, le abrí las puertas y le cogí las riendas para acompañarla. Me dirigí a la puerta del patio trasero. El prado está vallado y no quiero arriesgarme y saltar la valla, es peligroso para Azabache. La puerta no estaba candada, An (como siempre) se encargó de dejármela abierta. La puerta chirrió un poco, estaba algo oxidada y era una lástima porque era de hierro forjado, muy bonita y decorativa y debió de ser caro. Era normal encontrarse con puertas así en grandes casas. Y eso me daba rabia. Malditos ricos burgueses malgastadores.
Salí de la casa, y fui caminando un rato más hasta el sendero que más adelante se cruzaba con el camino principal que llevaba al pueblo. Arranqué unas ramas de algún arbusto cercano para borrar las huellas y las lancé lejos del sendero para que no fueran vistas.
Una vez alejada de la casa me monté en Azabache y fui al galope hasta el pueblo.
Pensaréis porqué voy a robar algo. No soy pobre, ya os habréis dado cuenta. Voy a robar sólo para fastidiar un poco a los nobles y a la alta burguesía, y también para fastidiar a Carlo, no lo soporto, mejor dicho, lo odio.
Os contare algo de mi pasado… ese hombre, Carlo, es mi padrastro… su esposa, Elisa, a la que apreciaba mucho, no podía tener descendencia… y mi padrastro histérico buscó una familia con hijos que estuviera en decadencia… yo en ése entonces tenía cinco años. No recuerdo mucho así que no se mucho de mi verdadera familia… sólo se que me vendieron por dinero… no se si estaban alegres o no… pero gracias a él pudieron salir del aprieto. Al principio mi padrastro me quería mucho… aunque no fuera su hija de sangre. Pero después de un tiempo… cuando yo tenía ocho años, consiguieron descendencia. Yo estaba feliz porque tendría un hermano menor. El doctor pensaba que sería niña, como yo, pero se equivocó. Era un varón, razón por la que mi padrastro le prestaba mucha atención. Estaba tan celosa de mi hermanastro qué empecé a comportarme cómo una estúpida… y como trofeo conseguí que me echaran de la casa principal y me enviaran sola a esta casa cerca de Venecia. Desde entonces vivo sola con los criados… Algunos son fieles a mi padrastro, otros, fueron enviados por mi madre. Nunca le llamo madrastra porque a ella le aprecio mucho, pese a que tuviera celos del chico, madre y él siempre fueron bondadosos conmigo, aunque creo que Andrea (mi hermanastro pequeño) no sabe que soy adoptada y no somos hermanos de sangre. Fui una estúpida al comportarme así. Poco después supe que se fueron a las Américas a ganarse mejor la vida. Y yo aquí, sola, acompañada de An y Azabache… Aunque de vez en cuando recibo cartas de Andrea y mi madre. Como ahora estoy sola… tomo el título y el nombre de Andrea para ir a las fiestas de la nobleza y la burguesía… resumen… me disfrazo de hombre… pero eso ya es otro tema… estamos a punto de llegar al pueblo más cercano de Venecia… Tengo que coger una barca e ir…
Antes de llegar, me desmonté de Azabache y la dejé descansar en un campo cercano al pueblo… ella era muy obediente… así que se quedaría en ese prado hasta mi regreso. Antes de irme saqué una sábana de la pequeña bolsa que llevaba en la cadera y se la puse por encima, tenía un hueco para la cabeza, luego le puse un pequeño gorro adaptad a su cabeza. Tanto la sábana como el sombrero eran de color café, era para ocultar su color original en el caso de que fuera descubierta. Además al regreso, si soy perseguida ocultaré su verdadero color. Ambas íbamos enmascaradas. Me fui.
Llegué al pueblo por el camino principal, la calle estaba vacía a excepción de algún mendigo borracho que vagaba sin rumbo fijo, demasiado borracho para identificarme, seguramente me vería como alguna ilusión. Igualmente preferí tomar precauciones, me fui por los callejones estrechos y en uno de ellos subí por unas cajas de madera a un tejado cercano. El edificio era bajo y los árboles cercanos cubrían mi silueta. Fui de tejado en tejado como un ágil gato. Me fui hasta el puerto y allí empezaba lo peligroso. Tenía que tener cuidado de no mojarme. Las barcas que había no me servían, estuve pensando por el camino, si cojo una barca y no llego a tiempo antes de que los pescadores despierten para comenzar su jornada laboral, se darán cuenta de que falta una barca. Tuve que haberlo pensado antes, podría ir nadando, un verdadero suicidio, el agua todavía está fría en Mayo, pero entonces se me ocurrió una idea, aunque sería peligroso a la vuelta, pero eso ya lo pensaría después. Ir de poste en poste saltando.
Entre los grandes canales de Venecia hay unos postes de madera con un pequeño farolillo que ilumina los canales, como si fueran las farolas de una calle acuática. Y todos ellos estaban unidos por una gruesa y fuerte cuerda. Me acerqué al muelle y comprobé el estado de esa cuerda. Parecía resistente a mi peso. Podía probarlo, aunque si me caía al agua por más fría que estuviera tendría que ir mojada.
Era el momento de probar mis habilidades como equilibrista. Tengo algunos amigos que se ganan la vida como artistas ambulantes y me enseñaron. Gracias a ellos perdí el vértigo y podía moverme por los tejados sin problemas. Usé mi alabarda como vara para intentar no perder el equilibrio. Me subí a la cuerda. Al principio me costó un poco mantener el equilibrio, pero la cuestión era acostumbrarse y listo. Todavía tenía tiempo de sobras, el reloj del pueblo marcaban las doce y media de la noche. Al principio fui lenta pero después empecé a acelerar el ritmo. Al cabo de un rato fui corriendo. Tenía un buen cacho por delante. Parecía un fantasma flotando por el agua entre los farolillos. De vez en cuando me paraba en un poste a descansar. Apoyada en el poste y con las piernas colgando a cada lado de la cuerda.
Llegué al otro lado del canal. A la isla principal de Venecia. Había barcas amarradas en los bordes de los canales principales. También había un par de barcos de vapor. Y todo lo demás eran góndolas. Las había lujosas y grandes, y simples y pequeñas.
Primero de todo, tenía que dirigirme a la plaza de San Marcos. Estaba a unos metros de cruzar el puente de un pequeño canal. Muchas veces había ido a Venecia, tenía amigos allí y me conocía los callejones que más de una vez me ayudarán a salvarme de los guardias. Mirando hacia la plaza San Marcos encima del puente, giré la cabeza y miré a mi derecha. Siempre que paso por ahí hago un suspiro dirigido a Ponte dei Sospiri, como indica su nombre, puente de los suspiros. Es un puente muy bonito, en cambio tuvo una historia algo triste. El puente une el Palazzio Ducale con la prisión de la inquisición, cruzando el Rio di Palazzo, debe su nombre a que muchos de los prisioneros veían por última vez el mar y el cielo desde las pequeñas ventanas y suspiraban entristecidos. Quién sabe, si algún día me atrapan como ladrona pasaré por él.
Desvié mi mirada, volví en mí. Era peligroso cruzar la plaza en medio de la noche, los guardias podrían verme, sería un blanco fácil. Tenía que moverme por los tejados. Así pues, saqué una cuerda con gancho de la bolsa en mi cadera. La lancé por una pared lateral del Palazzio Ducale (la que da al Rio di Palazzo, en frente del Ponte dei Sospiri) y una vez me aseguré de que la cuerda se había fijado bien, me lancé por ella. Unos centímetros más abajo y me hubiera mojado los pies. Empecé a subir por ella con cuidado. Cuando llegué a la altura de la galería del primer piso, me paré y observé. Es un pasillo exterior bien iluminado y rodeado de una columnata con arcos lobulares rematada con óculos cuadrilobulados. Asomé la cabeza y comprobé que no había ningún guardia. Seguramente sería el cambio de vigilancia. Continué subiendo hasta el tejado. Este edificio tenía la forma ideal… La galería se podía ver por las fachadas principales. Tiene dos fachadas, una que da a la plaza y otra a la laguna de Venecia. También tiene un patio interno.
Pero a mí no me interesa el palacio, me interesa la basílica. Recogí la cuerda y cruce el tejado de las fachadas lo más rápido que podía para que no me viesen los guardias. Cada vez que pasaba algún guardia debía agacharme. Pensé que necesitaría una ballesta más adelante para lanzar el gancho de la cuerda más lejos. Dejé el gancho en una zona del tejado y me deslicé rápido por la cuerda hasta llegar al patio interior del palacio donde había algunos guardias.
Según la información de algunos mercaderes de familia media, los guardias se diferencian entre los que llevaban mosquetes y los que llevaban un revolver. Ambos grupos llevaban espada, debido a que tanto revolver como mosquete tardaban en cargar y el enemigo tendría oportunidad de atacar o escapar. La espada iba bien si el enemigo atacaba. Pero si tenía planeado huir era conveniente tener a un grupo de arqueros o ballesteros. Además de los guardias y los arqueros había lanceros, pero ellos ya tenían una función más defensiva. Mi actual objetivo era ir a algún punto de mira de algún ballestero y robarle la ballesta. Tenía que ir con cuidado ya que si dejaba alguna evidencia algún guardia podría dar un disparo de alerta. Y los disparos eran realmente ruidosos.
Había un par de guardias en la galería superior cerca de la Scala del Giganti, y parecía tener suerte, eran un ballestero y un lancero. Hablaban en susurros mientras paseaban. Entonces fui por la galería inferior del patio escondiéndome detrás de la columna por si veía o escuchaba a algún guardia acercarse. Me acerqué a la gran escalera decorada con unas estatuas de los dioses romanos Neptuno y Marte. Estuve más afortunada aún, cuando el lancero bajo por las escaleras y el ballestero se quedó en la galería superior. Aproveche ese momento para subir por la pared de la escalera apoyándome en los salientes de ésta. Subí con precaución y observe al lancero, ni se inmutó de mi presencia. El ballestero estaba de espaldas, miré de que no hubiera ningún otro guardia cercano y me acerqué sigilosamente por detrás suyo. Le di un golpe seco en la nuca y lo dejé inconsciente. Lo apoyé en una esquina de pié como si estuviera vigilando y le quité la ballesta. La verdad, es que me costó, el hombre pesaba bastante.
Me fui del palacio por el mismo sitio y con el mismo cuidado con el que vine. Por suerte ningún guardia había notado la cuerda. Me coloqué la ballesta en la espalda (tenía una cinta para poder hacerlo) y subí otra vez al tejado. Volví a recoger la cuerda y fui por el tejado de las fachadas exteriores dirección a la basílica. Al correr sin querer tropecé con una teja. Salté haciendo una acrobacia. Que casualidad. Saltar por el tejado con la capa moviéndose al viento, el sonido de los cascabeles de mi capucha y las botas, los bordes dorados de la máscara que relucían con la luz plateada de la luna y una silueta negra rodeada por la hermosa y blanca luna llena. Parecía una hermosa bailarina con un fondo oscuro y estrellado y un gran foco plateado bañándome en luz en un teatro sin techo, sin paredes… pero que triste… sin un público que pudiera observar a tal belleza solitaria. Pensar eso en unos segundos suspendidos en el aire. Tal descripción vagaba en mi mente mientras me apresuré a llegar a la esquina del tejado, la parte más cercana a al basílica.

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Espero que os guste ^^

PD: Leonard me alegro de que te guste Alone ^^ Me das ánimos para continuarla *O*

2009/10/22

Alone (Cap 3)

Vestíbulo

¡Sorpresa! Cuando llegué al final de las escaleras me encontré una sorpresa. Un vestíbulo. Sin techo. Precioso. Estrellado. Así era el cielo nocturno. A lo lejos, se podían ver una sierra. Alba. Detrás de la sierra, se acercaba. Preocupado. Todavía lo estoy. ¿Cómo llegué aquí? Misterio. Torre. Una alta torre pude observar. Luz. Una pálida luz venía de dentro de la alta torre. De hecho, la única que se mantenía en pie por completo. Curiosidad. ¿Habrá alguien? Si voy, ¿sabré cómo he llegado aquí? Quizá sí. Quizá no. Por probar no pierdo nada. Bueno, quizá la vida. Pero, esto es un sueño, ¿no?
Colores. Al fin algo de color. Travieso. Travieso era el arco de la luna. Escondido detrás del gran rosetón. Rosetón de tonos fríos, como el ambiente. Azul. Verde. Púrpura. Blanco. No más. Rotas. Las escaleras de en frente mío así se encontraban. Empecé a subirlas hasta llegar al hueco. Cogí impulso. Salté. Milagro. No me caí. Continué subiendo. En frente de mí, el cielo. Luego, giré y continué subiendo. Armaduras. Al final de las escaleras se encontraban, inmóviles. Como estatuas. ¿Qué digo…? Cómo si esperaba qué se fueran a mover. Llegué arriba del todo. No me fijé en los detalles de las armaduras. Por cierto. A simple vista, hermosas y relucientes. Un paso. Un paso con sonido metálico. Otro paso. Otro paso con sonido metálico. Asustado. Pensé. Armaduras. Imposible. ¿Es acaso encantado este castillo? Me giré. Terror. Sí, sí lo era. La armadura, detrás de mí. Otra sorpresa. Reverencia. ¿Las armaduras encantadas hacen reverencias? Normalmente te persiguen. Pero no se te inclinan cómo si fueras el amo del castillo. “Bienvenido”. ¿Bienvenido? Una voz grave salió de la armadura. La armadura volvió a su lugar. Después de eso. Volví a mirar enfrente. Me dirigí a la gran puerta. Sola. Cuando estaba a unos pasos. La puerta se abrió sola. ¡Sola! Tenía miedo de qué había detrás. Cerré los ojos. Esperé. Lentamente. Abrí los ojos. Nada. Delante no había nada. Sólo ruinas. Lo qué en su época debía ser… Un gran salón.

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Espero que os guste ^^

2009/10/15

Pierrot (Cap 2)

Trabajos Nocturnos


Sayuri se despertó. Estaba todo oscuro. Sólo un par de lámparas de vela iluminaban ese amplio pasillo cerca de una puerta un poco abierta por la cual entraba un rayo de luz blanca. A lo lejos pudo ver la figura de alguien. Se acercó sigilosamente. Se oían unas voces. Una de ellas familiar. ¿Agnes? ¿Qué hacía en ese lugar? Pensó. Continuó acercándose y la luz blanca y las escasa luz de las velas permitió distinguir la silueta era de chica. ¿Sería su hermana?
_Perdone… _Habló bajito. _¿Sora?
_Sí… pero… como te dije… tengo el cabello púrpura, mi aspecto es algo distinto.
_¿Eh? ¿Cómo qué has cambiado? ¿Dónde estamos?
_Sayuri-neechan… Tu también has cambiado. ¿No te has dado cuenta? Y ésta vez no estamos soñando. “…conoceréis a otra Agnes distinta de mí.” “…lo que yo viví en otra época.” ¿Recuerdas? Eso mismo dijo Agnes. ¿Se refería a esto? Pues suena interesante.
_Pues es cierto… Con la oscuridad no lo veo muy bien pero yo no llevaba esta ropa antes…
_Piensa en positivo… ahora tienes más pecho. _Se contuvo las ganas de reír al ver la cara de su hermana.
_¡Serás…! ¿Huh? ¿Qué te pasa ahora? Estás toda colorada.
_ Yo también recibo algo bueno al venir aquí. _Miró por el hueco que había entre la puerta y el marco. Pudo ver la silueta de un hombre. Uno que conoció en sueños. _Ése de ahí es Angello. Cuando me desperté oí su voz… ¿Será esto el destino? _Suspiró. Su hermana se puso a su lado y observó también.
_Déjame ver…
_Estaba yo, ¡no empujes!
_¡Eres una egoísta!
_¡Cállate que nos descubrirán!
_¿Quién está ahí? _La voz del mayordomo las asustó. Se abrió la puerta y apareció una figura masculina. En la habitación, la ventana estaba abierta dejando pasar los rayos de la luna llena… Las dos chicas parecían ángeles bañadas con la luz blanca y, en cambio, el mayordomo se veía oscuro, pero se podía apreciar un bellísimo e inusual color de ojos. Unos ojos púrpuras como el cabello de Sora. _Mmm… ¿Qué hacéis aquí?
_Jeje… Hola sempai… _Sora se puso de pie. _Yo me llamo Sora y ella es mi hermana mayor Sayuri, encantad-…
_¿Sempai? ¿Tenéis fiebre?
_¿Heh? _Las hermanas se quedaron atónitas con la respuesta del apuesto mayordomo.
_¿O quizá os habéis dado un golpe en la cabeza y tenéis amnesia? _El serio rostro del hombre delante de ellas daba ahora algo de miedo. _No está bien espiar, Dafne. Y tu, Aranda, ten a tu hermana menor más vigilada por favor.
_¿Dafne? Esto… es la prim-… _El mayordomo les volvió a interrumpir.
_¿Qué habéis escuchado?
_Emm… no mucho… _Respondió Sora. _Prestábamos atención a otra cosa. _Se sonrojo. El mayordomo levantó una ceja.
_Es muy tarde. Deberías estar durmiendo.
_¿Y tu qué? Tamb-… _Sayuri le puso la mano en la boca.
_Es qué no podíamos dormir… Jeje… _Se acercó al oído de su hermana y le susurró. _Vayámonos a casa, mamá estará preocupada…
_No podemos… ahora entendí todo…
_¿Qué quieres decir?
_Estamos viviendo lo que hay escrito en el libro desde un punto de vista distinto. Y… bueno, no estoy segura de esto pero, hasta que no acabemos el capítulo no podremos volver.
_¿¿QUÉ?? _El mayordomo les volvió a interrumpir.
_¿Se puede saber qué murmuráis?
_Nada, nada…
_Bueno, pensar lo qué queráis pero esta noche ya no vais a dormir. _Las hermanas se quejaron. _Fuera lo qué fuera lo qué estabais haciendo no me puedo arriesgar a qué se os vaya la lengua. A partir de ahora también trabajaréis por la noche. Me ayudaréis.
_Joder… _Dijo en voz baja Sora.
_Vigila tu vocabulario o sino serás despedida. Y no hagáis tanto ruido o despertaréis al resto del personal.
_Está bien. _Las dos hermanas siguieron al mayordomo por el amplio pasillo.

Las hermanas iban caminando, en silencio, por ese amplio y oscuro pasillo únicamente iluminado por la luz de las velas del candelabro que sujetaba el mayordomo al cual seguían. Las paredes del pasillo estaban decoradas con papel floreado con algún verde que se escapaba de la gama de tonos brunos. En ambos lados te podías encontrar hermosos cuadros de pintores famosos del momento y también de otros más antiguos que se han conservado en la historia. Desde verdes paisajes hasta magníficos retratos de reyes y condes importantes. Pero era extraño… no había ningún retrato familiar en la casa.
El mayordomo echó una mirada hacia atrás para comprobar que las chicas aún le seguían. Efectivamente, algo perdidas pero le seguían. Después de esos interminables y silenciosos cinco minutos caminando por el amplio pasillo, giraron a la derecha y bajaron por unas escaleras. Al finalizar el primer piso, decorando la pared se podía ver un hermoso ventanal que permitía ver la hermosa luna llena que decoraba el cielo. No tuvieron tiempo de mirar con detalle el hermoso jardín, ya que giraron a la derecha de nuevo y continuaron por un pasillo. El mayordomo abrió la tercera puerta de la izquierda y continuaron caminando por otro pasillo bastante más estrecho que los anteriores, esta vez si cuadros ni nada por el estilo, parecía un pasillo hecho expresamente para el personal de la mansión.
_¿No llegamos todavía? _Preguntó Sayuri algo inquieta y cansada de tanto caminar por esa enorme casa.
_Ya falta poco… _Respondió el joven. Al cabo de un rato, el mayordomo abrió una puerta. _Ésta será vuestra habitación a partir de ahora.
La habitación no era precisamente grande. Era oscura, con una pequeña ventana en una esquina que permitía entrar algo de luz del exterior por el día. Tenía dos camas, que no parecían muy confortables, un gran baúl (sólo uno, las hermanas supusieron que tendrían que compartirlo), y un pequeño escritorio con algún cajón, unas hojas repartidas por ahí y un pequeño candelabro de hierro y madera con una vela medio gastada en él.
_¡¿Esta pocilga será nuestra habitación?! _Preguntó Sayuri histérica al joven.
_Al menos no dormimos en la calle así que no te quejes. _Sora miró mal a su hermana.
_Bueno… _Sayuri fue a entrar pero el mayordomo le cerró la puerta delante de las narices con una sonrisa burlona en el rostro.
_Definitivamente tenéis amnesia… Dije que como castigo por espiar trabajarías por la noche… Así que ahora que ya sabéis dónde está vuestra “pocilga” vendréis conmigo a hacer vuestro primer trabajo. _Remarcó la palabra “pocilga” mirando fijamente a la mayor. Sora le pegó un codazo disimuladamente y le lanzó una mirada asesina.
Se alejó de la puerta y continuaron caminando. Llegaron a otra puerta y el mayordomo la abrió dejando pasar a las hermanas. La cocina.
_¿Representa que tenemos que limpiar los platos? Genial, no sabes lo bien que va para mis manos el jabón. _Sarcasmo. Si hay algo que a Sayuri se le de bien, eso era el sarcasmo. Despedía a cada uno de sus novios de esa manera.
_Eso será el trabajo que haréis por las mañanas con los demás… Por la noche me ayudaréis a ocultar las diferentes vidas de la señorita de la casa.
_¿Diferentes vidas?¿A caso es un gato?
_Mantén tu linda boquita cerrada o serás despedida pronto y dormirás en la calle. _El mayordomo ya se estaba cansando de sus palabras. Sora, que había estado callada todo el rato, habló.
_Qué hace por las noches “la señorita” Agnes? _Le costó decir señorita.
_Si lo deseas saber tendrás que preguntárselo tu misma. Aunque supongo que ya te lo imaginas después de haberla visto ¿no?
_Siento decepcionarte pero no me lo imagino…
_¿Que persona iría disfrazada, con una máscara y una alabarda por los canales de Venecia en mitad de la noche?
_Mmm… ¿A una fiesta de disfraces? ¿Es carnaval?
_Estamos en Mayo…
_No me digas que…
_Eres inteligente… eso me agrada de ti. _Otra sonrisa burlona por parte del chico hizo sonrojar un poco a Sora.
_Pero eso está mal… Es una chica de buena familia… ¿Que necesidad tiene de robar?
_¿Robar? _Sayuri se sorprendió.
_Yo prefiero llamarlo “tomar prestado sin permiso” es más… bonito…
_¿Y por qué le ayudas?
_Sólo es para incordiar a los nobles y a los burgueses. Además no nos quedamos con la mercancía. La vendemos, y ese dinero se lo damos a la Iglesia y a orfanatos y hospitales. La señorita Agnes es buena persona, aunque os pueda parecer algo borde. Y ahora, si no te importa empezad a trabajar. Preparad café con algún dulce. Cuando venga estará cansada y tendrá hambre. Yo iré a preparar su habitación para que pueda descansar después.
_Vale… _Las dos hermanas respondieron al mismo tiempo. El mayordomo se dirigió a la puerta.
_Esto… ¡oye! Por cierto, ¿dónde está la vajilla y los dulces?
_¿Los dulces? Los tendréis que hacer vosotras mismas. Más os vale saber cocinar. Y la vajilla… buscadla vosotras mismas, así os acostumbraréis más rápido. Y se me olvidaba… no me llamo “oye”, me llamo Angello, me podéis llamar An cuando no haya más sirvientes delante. Con permiso… Adiós mis lindas pasteleras. _Una sonrisa burlona. No hizo falta nada más para dejar a Sora más colorada que un tomate bien maduro.
_¿Pasteleras? ¿De qué va este tío? ¿Sora, te lo puedes crees?
_... _Supiró.
_¿Sora? No me digas que te gusta porque te pego… Es un arrogante.
_¿Eh? Por supuesto que no me gusta…

*****

En el siguiente caps se pone más emocionante... espero que os guste ^^

Notas:

Neechan: (Japonés) Hermana mayor (familiar); Chica joven desconocida (en la calle - se usa más neesan)
Sempai: (Japonés) Superior (estudiante de grado mayor al tuyo) (colegio/instituto); Superior (trabajador con más experiencia) (trabajo)

2009/10/11

Alone (Cap 1 & 2)

Mazmorras

Desperté en un sitio oscuro. Oscuro como el bosque de antes. En un sitio húmedo. Húmedo como antes. ¿Estaré en el bosque?
Desperté en un sitio frío. Pero el bosque no era frío. Era cálido. Y a pesar de lo oscuro que estaba, sentía la vida a mí alrededor. ¿Dónde estoy?
Abrí los ojos. No veía nada. Me levanté. Y comprobé si había paredes a mí alrededor. Las había. Camino por ese oscuro lugar. ¿Qué será? ¿Un pasillo? Pero ¿de qué lugar?
Recuerdo. Recuerdo el bosque. Recuerdo el campo de trigo ensangrentado por el rojo de las amapolas. Recuerdo el lago dorado en la puesta de sol. Recuerdo el castillo flotando en el agua. ¿Estaré en el castillo? Pero ¿cómo llegué aquí?
Continúo caminando. Oigo. Oigo el ruido de unas cadenas moverse. Proviene de mis pies. ¿Por qué estoy encadenado? Pero, las cadenas están atadas a la nada. Más opacas en mis tobillos. Traslucidas en el camino hasta que desaparecen. Sólo me puedo ver a mí mismo y a las cadenas. No veo nada más. Camino y camino. De repente se ve una luz. Pero no una luz como la del bosque. Una luz de una antorcha en la pared. Con cuidado, cojo la antorcha. Y continúo caminando. Camino viendo lo poco que hay a mí alrededor. Veo. Veo huesos. Veo cadenas rotas. Veo ratas royendo huesos. Simplemente asqueroso. Salir. Quiero salir de este asqueroso lugar envuelto de muerte. Sin nada que hacer, continúo caminando. Barrotes. Barrotes de hierro hay en medio de mi camino. Quizá de las puertas del calabozo. O quizá para torturar a los ya roídos huesos. A los ya muertos cadáveres. Continúo caminando. Al final, unas escaleras aparecen de la nada. Creo que lo entiendo. Estoy soñando. Esto no puede ser real. Las escaleras no aparecen. Sólo están fijas en un lugar. Sin nada que hacer, subo las escaleras. Para ir a la siguiente planta.

*****

Pasillos

Acabo de subir las escaleras. Ya no se ve tan oscuro. La antorcha ya no la necesito. La dejo, sola, en el suelo. La humedad la apagará por mí.
Camino. Camino por estrechos pasillos. Finos. Así son los rayos de luz que llego a ver. La oscura piedra, ahora grisácea se volvió. Huelo. Huelo a muerte. La muerte está en todos los rincones de este castillo. Maldito. Maldito sea el castillo. Deseo. Deseo despertar de este absurdo sueño. Fin. ¿Tendrá fin el sueño? Pesadilla. Mejor si le llamo así.
Sin nada que hacer, continúo caminando. Extraño. Así me siento. Pues, en este lugar me siento en casa. Desconocido. Este castillo me es desconocido. ¿Entonces? ¿Por qué esta extraña sensación? Nunca. Nunca estuve aquí. Bueno. Quizá. En sueños. O pesadillas. Pero no recuerdo haberlo soñado antes.
Dolor. Siento un agudo dolor en mi cabeza. El esfuerzo de recordar me provoca esta sensación. O quizá sea el cansancio. Asco. Asco me da sentarme en la suelo de fría piedra de este castillo. Frío. Siento frío. Abrazo. Con mis brazos envuelvo mi cuerpo. ¡Hostia! ¿Por qué estoy tal cual llegué a este mundo? Solamente las fantasmagóricas cadenas de mis pies están conmigo. Me levanto. Ropa. Busco ropa. O como mínimo, algo con que taparme. Pasillos. Sólo veo pasillos. Puertas. Sólo veo pequeñas puertas de madera en los pasillos. Algunas cerradas. Otras, ni tan siquiera tienen puerta. Está todo en ruinas. Dudo que encuentre algo. Empiezo a correr. Astilla. Una de fina y puñetera. Me la clavo en el pie. Dolor siento. Sangre. Me sangra el pie. Ignoro la herida. Entro en una pequeña habitación. Baúl. Un baúl en una esquina puedo ver. Lo abro. No puedo. Está cerrado. No hay llave. Cojo una vara de hierro del suelo. La uso de palanca. Conseguí abrir el baúl. Sábanas. Lo único que pude encontrar son sábanas. Pero debajo de las sábanas había unas botas y unos pantalones anchos. Aunque sucios. Mejor que ir sin ropa. La vara, algo afilada la uso para rajar una de las sábanas. Tres huecos para cabeza y brazos. Me pongo la sábana. Y con lo sobrante hago unas tiras y me vendo el pie. Peligroso. Sábanas sucias más herida enmendada igual a posible infección. Por suerte recuerdo hacer este tipo de sumas. Cuerda. Hay una en una esquina. La uso de cinturón. Salgo de esa sucia habitación. Ya vestido y herido, continúo caminando. En frente de mí, una puerta más grande a las anteriores. Con un cerrojo roto. Inútil cerrojo. Abro la puerta. Detrás de ella, unas escaleras. Ya vestido, herido y sin nada más que hacer, subo las escaleras. Para ir a la siguiente planta.

*****

Espero que os guste ^^ Los Caps de Alone son cortitos.

2009/10/10

Pierrot (Cap 1)

Un regalo mágico


Un pequeño rayo de luz se filtró entre las cortinas de color lavanda que había en la habitación de Sayuri. El travieso rayo llegó a los ojos de la joven que los abrió perezosamente. Se sentó con los pies colgando de la litera. Estaba pensando que había pasado. Por su cabeza iban y venían recuerdos borrosos de una ciudad con canales y a ella... esa ladronzuela enmascarada que tenía el mismo aspecto que su amiga. Su hermana estaba al lado, ocupando más de la mitad de la cama y hablando en sueños.
_Mmm… asdasd Angello~ _La chica se giró y le pegó una patada en la espalda haciendo caer al suelo a su hermana. Ésta se quedó un momento pensativa en el suelo
_¿¿Angello?? _Susurró para si misma_ ¿No será verdad…?_ Se levantó y se puso la mano en la cabeza, subió por las escaleras de la litera maldiciendo a su hermana y le pegó una bofetada.
_¡Despierta dormilona!
_¡¡Ay!! Pero que haces, me has hecho daño. Esa no es manera de despertar a la gente.
_No te quejes, que tú me has tirado de la cama. ¿En que soñabas? ¿No me digas que en ese mayordomo…?
_¿Como sabes quién es Angello?
_No mentía… Ese libro… Hemos soñado lo mismo…
_¿Eh?
_¡¡Despierta ya!! Digo que Agnes no mentía. Ese libro… Ambas hemos soñado lo mismo… Lo de la chica con su mismo aspecto, el mayordomo, la casa, ese atraco al museo…
_Espera un segundo… ¿que atraco? Yo recuerdo que estaba vestida de criada con un vestido muy lindo de esos que aparecen en el manga y que ese mayordomo trajeado me enseñaba la casa y la cocina y el salón con ese precioso espejo y me miré en él y… _Hizo una pausa para pensar_ ¿y tenía el pelo púrpura?
_¿Púrpura? Yo lo tenía verde esmeralda. Y los ojos oscuros. Esto es extraño… que yo recuerde la historia no era así…_ Se bajaron de la cama, abrieron las cortinas para ver mejor y fueron directas al escritorio donde dejaron los libros. Se sorprendieron. Los libros eran ahora distintos… De ser un simple tocho de tapa dura, ahora parecían dos diarios antiguos de unas damas de la corte de algún rey europeo. Tenían oro incrustado en forma de flores, tallos retorcidos y otras figuras raras que brillaban con la luz del sol. Y al igual que las hermanas, eran casi idénticos. Sólo cambiaba el color y algunos dibujos. El de Sora era rojo como la sangre y el de Sayuri, azul zafiro. Pero en ambos libros había un dibujo de una flor desconocida de color negro. Al lado de cada respectivo libro tenían dos colgantes, uno para cada hermana. Y de oro también. En cada colgante había un llavero con una placa ovalada con un rubí y un zafiro a conjunto con cada libro. Alrededor de cada joya ponía “Tradimento” y “Ingannio”. En la misma cadena también había una especie de llave con una forma muy singular. No sabían para que servía pues en el libro no había ningún candado. Sayuri cogió su llave, la del zafiro y se la colgó en el cuello. Se miró en el espejo que tenían al lado de la mesa.
_¿Me queda bien? _Dijo en tono coqueta la mayor. Sora no le hacía caso. Sus ojos estaban puestos en lo cautivó su atención. Los dibujos de cada portada.
_¿No te parece extraño? ¿Por qué tu libro y el mío son distintos?
_Mujer, tampoco hay tanta diferencia… Si no te gusta te lo cambio por el mío.
_No, me gusta el rojo. _Sora hizo un puchero _Además que éste es el que me regalo Agnes, y si dice que son mágicos yo la creo… Pero… _levanto su mano derecha y rozo con la punta de los dedos su libro. La menor tenía la intuición de que los dibujos tenían un significado. Y no se equivocaba.
_¿Pero…? _La miró extrañada levantando una ceja.
_Fíjate bien. Los dibujos. No son simples flores retorcidas y espinas. _Llevó su dedo índice hasta la flor negra. _Esta flor… tiene una forma parecida a esa llave.
_Cierto… _Sayuri cogió su libro, el de azul y lo abrió. Miró por detrás de la tapa para ver si existía algún tipo de candado. Se equivocaba. La curiosidad de antes le llamó a hojear el libro. La historia era diferente a como la habían soñado. Era la historia normal. La que había en cualquier libro.
Mientras la mayor hojeaba algunas páginas Sora cogió su llave y la puso encima de su dibujo haciéndola encajar. Sonó un “clack” desde dentro se su libro como si se abriera alguna puerta oculta. La llave se hundió en el dibujo, como traspasándolo.
_¿Que ha sido ese ruido? ¿Qué has hecho ya? _Sayuri, alarmada, miró el libro de su hermana y se asustó un poco al ver que la llave traspasaba el libro. Intentó abrirlo pero fue inútil. Sora se acercó y cogió la llave. _Que intentas hacer ya?
_Si es una “llave”, abrirá algo ¿no? _Intentó girar la llave hacia la izquierda. No pudo. Lo probó hacia la derecha. Cedió. Las dos chicas tragaron saliva. Lentamente, fue girando la llave y algo inexplicable sucedió. Los pétalos de “esa flor negra” se volvían dorados cuando iba girando la llave, como si hubiera un mecanismo invisible en el libro. Cuando acabaron de girar por completo, empezó a sonar una melodía como de caja de música. Y las flores de la portada empezaron a moverse. Primero las espinas, luego los tallos y luego los pétalos. Después, encima de la “flor” de al lado había una lagrima que empezó a moverse circularmente alrededor de la flor hasta que llegó al centro y como si hubiera un hueco, cayó. Cuando los dibujos acabaron de moverse se oyeron unos gruñidos a lo lejos, procedentes del interior del libro.
_¿Que fue eso?¿De dónde proceden esos gruñidos? _Sayuri estaba algo asustada, ¿estarían todavía soñando? Volvieron a escuchar esos gruñidos. Se estiro de los pelos para comprobarlo.
_¿Que haces? ¿Piensas que todavía estamos soñando? Esto de verdad es emocionante. _La menor de las dos sonrió traviesamente. Vio moverse algo. Provenía del libro. Miró la portada. Había un hueco. Un hueco que correspondió hace unos minutos atrás a una especie de monstruo dibujado. Ahora empezaba a cuadrar cosas. Era como un rompecabezas, y a Sora le gustaban los rompecabezas y los puzzles, tenía el armario lleno. Sacó la llave del libro y en la parte superior, donde ponía el titulo empezó a brillar. Los gruñidos se escuchaban más intensamente.
_Sora, se que soy la mayor pero… tengo miedo. _Sayuri estaba asustada. De dentro de la luz apareció una cola, una de esas colas que llevan los diablos y algo peluda. Envolvió a Sora, ésta sonrió y desapareció con la luz. Ya más aterrada, la mayor, sola en la habitación fue dirección a la puerta pero la cola la cogió por el tobillo y la arrastró desapareciendo entre la luz también.
La luz se fue apagando. Ya no había nadie en la habitación. No había ni rastro de las dos jóvenes hermanas. Se oyó unos golpes en la puerta. Era la madre de las chicas. Abrió la puerta.
_He oído gruñidos… tenéis algún animal en-… _La madre se calló. Miró la habitación. La cama desecha, la ventana abierta con las cortinas moviéndose por el viento. _Estas chicas… si se iban me podían haber avisado. Pero que raro… ¿A dónde habrán ido a las ocho de la mañana? _La madre cerró la puerta. No prestó atención a lo que había en el escritorio. Pues el aspecto de los libros volvió a cambiar, ya no llamaba la atención.

*****

Espero que os guste ^^

PD: nadie se pasa por mi blog T_T haré propaganda ¬¬ (?)

2009/10/04

Pierrot (Prólogo)

Fue allí, en esas ruinas submarinas bajo la ciudad del agua donde supe que este mundo no es tan normal como parece.
Fue allí donde recordé que toda leyenda tiene una base de realidad. Y por más absurda que sea esa realidad, existe.
Fue allí donde caí y mi cuerpo iba a las profundidades de esas ruinas grecorromanas. Y si hubiera sido historiadora, me hubiera hecho famosa al descubrirlas.
Fue allí donde encontré una estatua de mármol blanco. La figura de esa bestia hizo temblar mi cuerpo en el miedo más tenebroso.
Me falta. Algo me falta. Quiero… no, mejor dicho, necesito... ¿Qué es?
Aire.
Paralizada, exhausta, iba más y más abajo hasta tocar el fondo húmedo de las profundidades. Tan abajo había llegado. En ambos sentidos.
Fue allí donde supe que todo lo que había hecho no tenía solución. Que lo que comenzó siendo un juego se había convertido en algo peligroso.
Cuan ignorante fui al no hacer caso de las advertencias que mis criados me dieron.
Que tonta, estúpida, cabezota…
No quiero morir… al menos, no aquí… y si es demasiado pedir… lo único que pido es no morir de esta manera. No pido el perdón, Dios no existe.
Alguien… Ayuda…
Mis lágrimas se mezclaban con el ambiente que me rodeaba.
Agua.
Tenía mucho frío. Era invierno. Y el agua de mí alrededor empezaba a burbujear. Extraño, ¿no? La temperatura aumentaba. Todo venía de esa estatua de mármol. Los ojos de la figura, antes blancos, eran ahora púrpuras. Ese calor venía de allí.
Fue allí donde el agua fue consumida.
Fuego.
Fue allí donde me percaté de que la sangre que corría por mis venas era más importante que la gente que me rodeaba.
Fue allí entonces, donde supe que Dios existía. Aunque nunca creí en él. Y no lo pienso hacer. Jamás.
Fue allí donde presencié el despertar del guardián de mi familia. No de mi actual familia, sino la verdadera.
Cuerpo felino, alas negras, cola larga como la de un diablo, colmillos, garras y cualquier otra cosa que se le pueda asignar a un monstruo. Pero… no daba miedo, al menos, no a mí.
Fue allí donde descubrí ese algo que me salvó la vida, algo que no sé que es pero algo en lo que puedo confiar.
Fue allí donde cerré mis ojos y me dejé llevar.
Tierra.
Ahora estaba a salvo. Abrí los ojos y me encontré frente a frente con un chico quizá un par de años mayor que yo. Un chico con los ojos púrpuras. Supe que era él. No, definitivamente no parecía un monstruo. No creía en Dios, ni tampoco en los ángeles, pero esto último cambiaría a partir de ahora. Pues él era mi ángel guardián.
Fue allí donde escurrí mi cabello, y con las gotas de agua que surgieron de éste, le bauticé. No pareció molestarlo, pero no se le veía muy contento.
−Gracias… −Murmuré.
Fue allí donde mis palabras fueron llevadas junto a mí a la tierra de los sueños.
Fue allí donde me cogió en brazos, como a una princesa de cuento de hadas, y me llevó hasta mi nuevo hogar.
Mi mal comportamiento casi me lleva a la muerte. Por suerte mi ángel me salvo.
Aquel día morí y aquel día renací. Como una nueva persona. Siendo consciente de quién era sólo esperaría hasta tener la edad suficiente.
Fue allí donde decidí que comenzaría un nuevo juego. Un juego de distracción, engaño y traición para encontrar a la persona que sea capaz de llevarme a un lugar donde mi sangre no sea un peligro para mí. Cruzaría las puertas del tiempo y del espacio, cerradas para cualquier mortal. Vale, era mortal, pero yo no era una cualquiera.
Adiós Andrea, Adiós Ágatha. Ya me despediré de vosotros cuando llegue el momento oportuno. No dejaré que nadie se ponga en mi camino. Y si el destino quiere, nadie más aparte de mi ángel guardián vendrá conmigo.
En mi rostro se dibujó una sonrisa apagada… en aquel momento se me olvidó lo más importante de todo. Algo con lo que no conté. Pues el destino… es cruel.

*****

La nueva versión de la historia, la iré subiendo ^^
El prólogo es distinto.

2009/09/23

Alone (Prólogo)

Prólogo

Camino. Camino por un sendero oscuro. Oscuro, así está todo a mí alrededor. Escucho. Escucho el crujir de las ramas secas. Ramas secas son lo que hay a mis pies. Y mis pies avanzan por el oscuro sendero por el cual camino.
Camino. Camino por un sendero húmedo. Húmedo, así está todo a mí alrededor. Frío. Frío es lo que siento. En mi abdomen, en mis brazos, en mi nuca.
Camino. Camino por un sendero solitario. Solitario, así está todo a mí alrededor. Solitario, así es como soy yo. Percibo. Percibo un algo dulce. Dulce es el aroma de las flores. Flores. ¿Hay flores a mí alrededor? No lo sé. Pues todo está oscuro.
Camino. Camino por un sendero perdido. Perdido, así es como me siento. Siento, unas gotas frías en mi nuca. Me acaricio con la mano. Agua. Agua es lo que cayó de algún lugar. Pero, ¿de qué lugar? ¿De las nubes del cielo? ¿De las hojas de los árboles? No lo sé. Pues todo está oscuro.
Luz. Empiezo a ver luz. Una gota de luz en el fondo del sendero. Cada vez se hace más grande y brillante. Empiezo a ver que es lo que hay a mí alrededor. Un sendero perdido en medio de un bosque. Un bosque espeso que no permite la entrada de luz. Un bosque de árboles altos, arbustos pequeños y musgo. Árboles de hoja caduca y perenne se mezclan. Árboles de tonos brunos y verdes. Hermoso. Hermoso es lo que veo pese a mi soledad.
Camino. Camino por el ahora más iluminado sendero. Llego al final. Me sorprendo. Montañas en la lejanía, prados verdes y un campo dorado ensangrentado por el rojo de las amapolas. Dorado. Así es el campo de trigo. Campo de trigo situado al lado de un lago. Un lago azul celeste muy intenso. Con un castillo medieval en medio. Castillo en ruinas. Castillo de piedra grisácea que se vuelve anaranjada con la luz del sol que se pone detrás de las lejanas montañas. Y el lago se volvió de oro.
La noche se acerca. El cielo se va volviendo primero rosado, luego púrpura y luego azul. Azul oscuro. Luego negro. Pero no oscuro del todo. Pues las estrellas empiezan tímidamente a salir. Una a una. Como lentejuelas de plata en la capa oscura de la noche.
La luna. Un arco se ve en el cielo. Y otro en el lago. No es otro arco. Sólo el reflejo del primero.
Me tumbo en el campo de amapolas. Este es el aroma que percibí. Pero, ya no veo las amapolas. En campo ya no es dorado. Todo se vuelve oscuro. Mis ojos se cierran mirando ese arco de luz plateada. Ese solitario arco en el cielo. Solitario, así es como soy yo. Así es el campo. Así es el castillo en el lago. Pero, ¿Es en realidad solitario? No lo sé. Pues mis ojos ya se cerraron. No veo nada. Todo es oscuro. Oscuro, así está todo a mí alrededor.

*****

Esta es la primera historia que empiezo a subir al Blog. Espero que os guste ^^