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Cerezo & Dragón cap 1
Pierrot prólogo nuevo + caps 1-3 corregidos + cap 4

Bienvenidos 8D

Las historias que subo al blog son inventadas y escritas por mí.
Si existe alguna coincidencia con otras historias, es pura casualidad.
Espero que les gusten.
Comentad por favor.

2009/11/26

Alone (Cap 6)

Patios


Oscuro de nuevo. La misma oscuridad que me encontré en un principio. Aquella que me amenazaba con la soledad. En el fondo una luz pude observar. Alargué mi brazo. Intenté tocarla. No pude. Desesperado. Empecé a correr. Estaba asustado. Algo frío me tocó. Abrí mis ojos. Un cálido rayo de luz entró por la ventana. Me relajó bastante. Volvía a sentir el frío de antes. Pude ver a Aine. Sentada en el borde de la cama. Parecía preocupada. Mi corazón latía a mil. Tenía la respiración agitada. “¿Se encuentra bien, señor?” Señor. Se me hace raro que me llamen así. “E-estoy bien. Sólo era una pesadilla.” Pesadilla. ¿Qué significaba? Aine se levantó. Las criadas trajeron el desayuno. ¿Criadas? ¿Desde cuándo hay criadas? Los recuerdos vinieron a mi mente. Hubo una fiesta. Con una gran banquete. Música. Y gente. Mucha gente. Tantos recuerdos. Me dolía un poco la cabeza. Me levanté. Desayuné. Me vestí. Aine estaba fuera esperando. “Buenos días, Señor. Me alegro de que esté de vuelta.” ¿De vuelta de donde? ¿Por qué estoy en este castillo?¿Quién soy en realidad? “No parece encontrarse bien. ¿Quiere descansar?” Estoy perfectamente. Sólo quiero saber sobre mí. Necesitaba respuestas. Quiero respuestas. “Aine. Tú lo sabes. Dime lo que quiero saber.” Ella empalideció. Tiritando ligeramente. Se dio la vuelta. “No te lo diré hasta que me pidas perdón.” ¿Perdón porque? ¿Acaso le hice algo malo? Se fue por los pasillos hacia algún lugar. Lugar que desconozco. Todo parecía tranquilo. No se veía tanta gente. ¿Dónde fueron? ¿Desaparecieron? Caminé por los pasillos sin saber a donde iba. Estaba metido en mis pensamientos cuando el canto de los pájaros me sorprendió. Estaba acompañado de una dulce y suave voz. Giré por un pasillo. Me encontré con una galería que daba a un patio. Rodeado de flores y árboles. En el centro había una fuente de mármol blanco. Las cortinas de luz creadas por los rayos del sol se escapaban del cielo nublado. Y entre ellas la procedencia de la voz. Aine cantaba una triste melodía. Y cuando me acerqué cesó. En susurros pude escuchar algo que quizá no debí saber. “Me dejaste sola. Te fuiste de mi lado. Y ahora vuelves. En otro cuerpo. Y sin los recuerdos que nos unen. Charles.” La joven rompió a llorar silenciosamente. Quizá por vergüenza. Quizá para que no la escuchara. Y eso me revolvió el corazón. Me sentí mal por algo que no sabía.


*****


PD: Espero que os guste ^^ Comentaaaaaaaaaad ;A; De Alone sólo quedan 2 caps más y el epílogo... Así que iros preparanto porque dentro de poco empezaré a subir otra... De aventuras, magia, amor y DRAGONES!! *---* Espero que os guste también!! >////<

2009/11/22

Pierrot (Cap 4)

Lindas Pasteleras


_Venga tenemos que hacer los dulces… ¿Recuerdas algo bueno de la clase de economía doméstica? _Sayuri le miró mal.
_Mmm… ¿Que tal un pan de leche con mermelada? Tiene que ser algo dulce para que contraste con el sabor amargo del café.
_¿No es muy simple?
_Mmm… ¿Y un pastel de calabaza?
_No hay calabazas.
_Pues… ¿Un brazo gitano de fresón?
_Vale… ve preparando la masa yo haré el café. ¿Por cierto dónde está?
_Yo qué sé. No es la cocina de casa. Búscalos.
Aranda empezó a buscar por los armarios de abajó. Pero sólo encontró cazuelas y sartenes. En los estantes de arriba sólo encontró los frutos secos y las especies. Se fijó en la puerta que había al fondo de la cocina a mano derecha. Dafne y Aranda buscaban cada una los ingredientes necesarios. Entraron con curiosidad a una pequeña salita. Estaba muy oscura por lo qué Dafne salió fuera y cogió uno de los pequeños candelabros que había por la pared, entró de nuevo en la salita y pudo ver junto con su hermana que era la despensa. Empezaron a mirar. Al fondo de todo, había un arca de madera de roble bastante simple. Aranda la abrió con esfuerzo ya que pesaba un poco. Estaba dividida en tres secciones separadas por una madera rectangular de roble también. En la izquierda había diferentes tipos de quesos. En el centro los embutidos. Y a la derecha había alguna barra de pan (ya algo dura, tendrían que ir a la mañana a la panadería). No había lo que les interesaba. Cerraron el arca. Dafne dejó el candelabro apoyado en el arca con cuidado para que no se cayera y se quemara.
A la derecha del arca había unos sacos. Sacos de trigo, harina y azúcar. Las hermanas se miraron. Dafne salió de la despensa y trajo dos cuencos grandes y dos tazones. Uno lo llenaron de harina y el otro de azúcar… la suficiente para que no faltara después. En el lado izquierda del arca, fijadas en la pared había unas estanterías. En la de arriba se podía ver varios frascos de cristal de diversos tamaños. Se podía diferenciar unas botellas de cristal con leche, unos botes con arroz, lentejas, garbanzos, alubias… había también un frascos alargados con macarrones, espaguetis, raviolis y otras pastas. Y algo que necesitaban, un bote con cacao y otro con granos de café. Cogieron ambos.
En la estantería del medio habían algunas pastas como magdalenas caseras (seguramente hechas por An) y una caja que ponía: “¡Cuidado con los huevos!”. La abrieron. La caja estaba acolchada con paja donde había dos docenas de huevos. Cogieron 6 huevos. A la izquierda de la caja había un par de botellas de cristal donde ponía “Nata”. También la cogieron.
Como ya iban bastante cargadas fueron a la cocina y dejaron todo en la mesa.
Aranda ya tenía los granos de café, así que se limitó a buscar el molinillo y la cafetera. En el armario de la encimera situada a la derecha de la pica se podía encontrar todo ordenado la tetera, la cafetera y el molinillo así como otros recipientes (una exprimidora manual, unos cuencos de varios tamaños metidos unos dentro de otros al igual que muñecas rusas, una balanza de cocina, un par de recipientes para medir litros, etc). Sacó la cafetera, el molinillo y también la balanza, pues supuso que Dafne la necesitaría.
Mientras, Dafne todavía iba y venía de la despensa. Sacó la leche que se le había olvidado a Aranda, y también un bote de cacao que había situado al lado de donde estaba la de café, pues se le ocurrió hacer el brazo de gitano de fresas y chocolate. Con todos los ingredientes fuera, las hermanas se dedicaron ha hacer el desayuno de la señorita Agnes según ordenes de An.
En un armario cerca de dónde se encontraba la vajilla, se podía ver una encimera con botellas de agua mineral (qué quisquillosos eran, ¿no podían usar agua del grifo?) Aranda cogió una botella, la abrió y llenó la parte de abajo de la cafetera pero se le derramó un poco el agua, así que cogió un trapo para limpiarlo del cuarto cajón de la encimera al lado izquierdo de la pica. De paso, le dio un trapo a su hermana, ella lo necesitaría con frecuencia. Abrió la botella con los granos de café y metió un puñado en el molinillo. Tenía cara de aburrimiento, no era una tarea divertida dar vueltas a una palanca para molerlo, así que cuando acabó sonrió un poco.
_¡Por fin acabé con los malditos granos! ¿Cómo va todo por ahí Dafne~? _Énfasis en su nombre puesto por An. La menor se sonrojó un poco. _Bueno yo ahora voy calentar el agua. _Cuando Aranda se fijó en los fogones, se dio cuenta de que funcionaban con carbón y madera. Cierto. En el siglo XIX no existía el gas aún. _Emm… Dafne… ¿Dónde está la madera?
_¿Para qué quieres madera?
_¿Para calentar el café? Esto no funciona con gas.
_¿Y ese saco que hay al lado? _Preguntó Dafne sin mirarla. La menor ya se había familiarizado un poco con la cocina. Aranda abrió el saco. Contenía carbón. La mayor se dio cuenta qué detrás del saco había una pequeña puerta de hierro. Tenía un candado y, colgada de un clavo en la pared, había una cadena con una gran llave de hierro. Cogió la llave y abrió en candado. Era un pequeño armario empotrado que contenía unos troncos de madera, unas ramas secas y unas hojas de diario, seguramente viejo.
_Y encontré la madera. ¿Quieres qué encienda el horno?
_Sí, por favor…
_Pues lo haces tú…
_¡Imbécil!
_Calla estúpida _Siempre igual. Ambas hermanas estaban siempre peleándose. Aranda cogió un poco de café molido y lo tiró a la cabeza de su hermana pequeña. Dafne, algo harta ya, cogió con la mano un poco de la masa del brazo de gitano que estaba haciendo y se lo tiró a la cara.
_Toma esa. ¡¡Jajaja!! _La pequeña tenía una risa algo escandalosa, pero ya no le importaba.
_¡Arg! Mi cutis… Te vas a enterar, maldita, siempre haces igual. _Y así fue como empezó la típica peleas entre hermanas: tirones de pelo de la mayor, comida volando (bolas de masa pringosa) por parte de Dafne; Aranda cogió un vaso de agua y se lo tiró a la cara y ésta se devolvió tirándole un par de huevos frescos a la ropa.
Ya con la batalla (si es que se le puede llamar así) bastante avanzada y ambas hermanas sucias hasta los pies… el ataque final de ambas… Aranda cogió el saco de carbón, una pala y la llenó de ceniza mezclada con un poco de serrín y se la tiró a su hermana que, mojada, se le pegó al cuerpo. Ella aprovechó que su hermana estaba llena de cáscaras y huevos por el vestido y parte de la cabeza le lanzó el bol de harina que había encima de la mesa, en realidad tenía la intención de tirarle el resto de la masa (llena de serrín, ceniza con extra de huevos y azúcar) pero ya no quedaba. El resultado, ambas tosiendo a causa del polvo, sucias de arriba abajo, con cara de pocos amigos que lentamente fue cambiando a unas caras asustadas al oír unos pasos que se acercaban por la puerta y una lucecita de una vela. Los pasos cesaron. Ambas se giraron lentamente y observaron a la persona que había parada en la puerta. Angello.
_El resto del personal se ha quejado que había ruidos procedentes de la cocina… vengo y me encuentro con “esto”. No estoy de humor como podéis observar. _Su bello rostro ahora daba miedo. Estaba muy serio. Tenía el flequillo por delante, despeinado, dejando ver un poco sus ojos que brillaban de un color carmesí a la luz rojiza de la vela.
_Esto… Angello… Jeje… Estábamos haciendo el desayuno… como puedes ver… _Aranda tenía miedo de aquel hombre.
_Puedo ver, no estoy ciego. Platos rotos, restos de masa de “algo” con carbón y serrín, café con extra de agua sucia… Se ve delicioso… _Hubo un silencio en la cocina y Angello continuó hablando. _La caldera está apagada, que una de vaya a encenderla y luego os ducháis y os ponéis un uniforme limpio. Largo de la cocina… Ahora. _Dafne estaba muy nerviosa. Se sonrojó y rápidamente salió de la cocina con su hermana detrás de ella. Ambas calladas y en silencio, sucias, se dirigieron a la sala de calderas para tener agua caliente.
La sala de calderas estaba situada en el subterráneo de la parte de atrás de la casa. Para llegar hasta él había que salir de la casa (por la puerta de servicio) e ir por el patio de atrás. Se sorprendieron un poco por el camino, los guardias dormían profundamente. Si hubiera un atraco estarían desprotegidas. Pero rápidamente dejaron de pensar en eso, lo único que tenían en mente era darse una buena ducha. Para ser el jardín trasero era muy bonito. Tenía una pequeña fuente de mármol blanco que parecía de plata a la luz de la luna. La fuente tenía una forma algo extraña, pero parecía un cisne. Flores de loto decoraban la fuente con colores rosados y blancos. Alrededor había unas Damas de Noche que junto con el aroma a rosas perfumaban ese pequeño patio. Estaban embobadas observando el lugar, pero un ruido las alertó. Eran los caballos del establo, que parecían nerviosos. Algo asustadas, abrieron la puerta de la sala de calderas y entraron en ella. Se dispusieron a encender la caldera. Lo más probable era que baños estarían encima suyo, no era de extrañar el olor a moh y humedad que había en el lugar. Dentro estaba muy oscuro, y como era de noche veían muy poco. Fueron palpando la pared con la mano hasta que Dafne se dio de frente con lo que perecía una estatua.
_¡Au! Me choqué con algo. No veo nada.
_Yo tampoco. Espera creo que tengo la caja de cerillas en uno de los bolsillos. _Por suerte la caja de cerillas no estaba mojada. Aranda encendió una y observó que al lado de su hermana había una gran estatua. Parecía una gárgola. Ésta sujetaba una lámpara de aceite. La mayor cogió la lámpara y la encendió con la cerilla antes de que se apagara. Con algo más de luz, contemplaron la gran gárgola. Era de mármol blanco, al igual que la fuente. Aranda se giró y empezó a coger la madera de la esquina de la habitación y a ponerla en la caldera. Su hermana se fue a coger un saco de carbón, pero un gruñido a continuación de un grito le saco el corazón del pecho.
_¿Dafne? _Silencio. Nadie contestaba y estaba asustada. _No vuelvas con tus bromas pesadas… vale perdona por lo de antes… _La respiración de la joven se estaba acelerando mucho al no escuchar respuesta. _Ya te he dicho que lo siento… sal de donde estés… _Unos gruñidos la alteraron. Los mismos gruñidos que escuchó en su habitación antes de llegar a aquella mansión. Y algo le cogió por el pie, al igual que la otra vez, la arrastró. Pero estaba tan asustada que no gritó. Una pequeña esperanza surgió en su interior, pensando que quizás volvería a su casa, con su madre, y seguramente su hermana le estaría esperando. Quizá todo era un sueño y estaba a punto de despertar. ¿Pero no despertó ya esa mañana? Cerró los ojos, esa acción le impidió ver la brillante luz que surgió de la gran gárgola. La misma luz que la del libro. Y todo oscuro de nuevo. Pues la lámpara de aceite se calló al suelo y se apagó. Y unas pisadas de una gran bestia callaron al silencio. Una sombra salió de aquella sala, extendió las grandes alas y de un salto alzó el vuelo.
Mientras, en la cocina ya recogida, un joven hombre de cabello negro y despeinado yacía en una silla de madera, durmiendo. Un vaso de cristal de encima la mesa se derramó y calló al suelo con un sordo sonido. El agua se esparció. El hombre no se movía. ¿Estaría inconsciente? Quién sabe…

*****

PD: Espero que os guste ^^ Comentad ;A; Por Favor T^T

2009/11/12

Alone (Cap 5)

Fiesta


Algo frío rozó mi mejilla. Una mano. Una suave y dulce mano. Levanté mi rostro. La mano de una hermosa chica. Ella sonrió y cogió mi mano. Me levanté. Pude ver un mar encerrado en sus ojos. Ojos de un profundo azul oscuro. Cabello castaño claro. Cálida sonrisa. Tonto sería quien no se enamorara de ella. Pero seguro que tiene novio. Espera. ¿No estaba deprimido hace unos segundos? ¿Por qué me siento bien ahora? Concretamente ¿Por qué me siento bien al lado de esta chica? ¿Qué hago pensando en chicas? Ella rió. Normal. Como para no reírse al ver mi cara de tonto. Sonrojado. Patético. Eso es lo que soy. “Acompáñame…” La joven cogió mi mano. “… Alteza” ¿Alteza? Todo el mundo fijó sus ojos en mí. Hasta hace un momento era como una piedra en el camino. Y ahora soy el centro de atención. Como si fuera la bestia por excelencia de un circo. Como si llevara la ropa más extravagante. “Esas ropas os quedan bien, Alteza” Me miré. Si fuera un bufón haría reír muchísimo. Mi cara era de espanto. Llevaba ropas extravagantes. ¡Las más extravagantes de la sala! No me dí cuenta cuando tiempo llevé pensando. Ya estaba en el trono. Con esa chica a mi lado. Se levantó. “Demos la bienvenida a su Alteza. Ha regresado con nosotros.” La fiesta continuó. Me cansé de pensar. Me dolía la cabeza. Y la corona pesaba bastante. Cosa que hacía aumentar mi dolor. Así que me limité a comer y hablar con la gente de mí alrededor. Extraño. Sabía de que hablar. Todo me sonaba tan familiar. Como si ese fuera el lugar al que pertenezco. Mi hogar. No me dí cuenta del pasar del tiempo. Se podría decir que estaba feliz. Pero… Algo faltaba… La chica acercó sus labios a mi oído. “Alteza. Con su permiso me retiro a mis aposentos. No me encuentro muy bien esta noche”.La miré. “Buenas noches, Aine.” Fue mi respuesta. Aine. Conozco su nombre. Ya lo escuché una vez. Ella se giró. “El alba apareció.” Sonrió pero luego se sonrojó. “Disculpe mi osadía.” Hizo una reverencia. “Perdóneme.” Sonreí en mi interior. Me pregunto cuanto tiempo ha pasado desde que llegué a este misterioso y encantado lugar. La miré a los ojos. Ella se volvió y desapareció del lugar. Entrando por una puerta en un rincón de la gran sala. Y sabía con certeza que esa puerta daba a la torre. ¿Que había en esa torre que tanto llamaba mi curiosidad? Continué mirando el lugar donde ella estuvo minutos atrás. Quedé hipnotizado por sus ojos. Unos ojos que me eran tan familiares. ¿Dónde los había visto antes? No recuerdo.

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Espero que os guste ^^
Alone ya se acaba... pocos caps más... es una historia corta, muy corta... xD

2009/11/08

Alone (Cap 4)

Gran Salón


Sin techo. Otra sala sin techo. Estrellas. Otro estrellado cielo azul pude observar. Las ventanas sin cristales. Las cortinas. De seda roja y rasgadas con el pasar de los siglos. Avancé. Oscuro de nuevo. La poca luz que llegaba desapareció. Sin luna. Una alta torre se podía observar. Tapaba la luna. Era la única torre que quedaba en pie en todo el castillo. Arriba. Luz. Al final de la torre había luz. ¿Había alguien más aparte de mí? Extraño. Éste es mi sueño.
Avancé. Música. Conmigo en el centro de la sala, música empezó a sonar. Trompetas. Tambores. Y Magia. Como por arte de magia todo el salón resucito. Los trozos de madera esparcidos por el lugar se juntaron y formaron mesas. Sillas. Y junto con el no brillante oro. El Altar. Con la mesa para el rey. La reina. Y los amigos cercanos al señor feudal. Los fragmentos de cristales de colores redondeados e incoloros con el pasar del tiempo se levantaron del suelo. Se unieron formando rosetones y vitrales. Las rojizas cortinas de seda se renovaron. El lugar quedó limpio. Y brillante. Las antorchas se encendieron dando luz al lugar. En las mesas aparecieron platos. Copas. Candelabros de oro. Fuentes con fruta fresca. Apareció un techo. La música continuaba sonando. Música alegre. ¿Sería una fiesta? ¿Para quién? Las puertas de detrás de mí se abrieron. Estaban siendo vigiladas por las armaduras del vestíbulo. Ahora más brillantes que antes. Un hierro que parecía plata. Dando color a la plata aparecieron plumas coloreadas en los cascos de los guardias. Plumas de aves que venían de países exóticos. Y personajes como salidos de cuentos de hadas aparecieron. Entraron. Con sus extravagantes vestidos. Con sus extravagantes colores. Rojo. Azul. Verde. Naranja. Púrpura. Los colores asociados a la riqueza. Damas. Caballeros. Se fueron sentando en sus correspondientes lugares. Músicos. Juglares. Daban alegría al lugar. Tristeza. Yo me sentía así. Nostalgia. ¿Por qué? Añoraba esas risas. Esa alegría. Yo… ¿De dónde procedo? ¿De verdad es esto un sueño? ¿O una pesadilla? Estaba solo. A pesar de la multitud de la sala. Me acurruqué en el suelo. Silenciosamente. Una lágrima huyó de mis ojos. Y no lo pude aguantar. Lloré. Nadie me veía. No existía. O eso creía.

*****

Espero que os guste ^^

Pierrot (Cap 3)

Bailarina enmascarada, bailarina en la Luna


_¿Capa con capucha?
_Sí, señorita Agnes.
_¿Guantes negros?
_Sí, señorita Agnes.
_¿Mapa?
_Sí, señorita Agnes.
_¡AARGH! ¡Deja de llamarme señorita, An! Me pones de los nervios. Hoy es un día MUY, en mayúsculas, importante. Tengo que estar calmada. _Inspira. Expira.
_Perdón seño-… Digo… Agnes.
_Vale… ¡Sólo falta lo más importante! _Señalé la máscara que había en el tocador, máscara que había comprado a escondidas de mi padrastro, máscara que para él era algo inútil, máscara que no me serviría en un futuro… _¡Mi máscara de Pierrot! _No pude evitar hacer una sonrisa traviesa.
La madrugada del sexto día de mayo tenía que ser perfecta. Perfecta para mi primer atraco. Una noche que sería recordada por muchos de los habitantes de Venecia.
_Aquí tiene, Agnes. _An me entregó con cuidado la máscara del tocador_ Ya lo tiene todo. _Me miró de arriba abajo para convencerse a sí mismo. A continuación, cogió la alabarda que había apoyada en una esquina de la pared de mi habitación y me la entregó. _Estás lis-…
_Lista, ¡no! _Le interrumpí _¿Está Azabache preparada?
_Sí, Agnes.
_Vale, entonces puedes decirlo.
_Sí… _Hizo un suspiro de desesperación. _Estás lista…
Le sonreí y me dirigí hacia la ventana. La abrí y lancé la cuerda que An había cogido de las golfas. Bajé por ella sigilosamente. Mi primera misión era no hacer ruido para no despertar a los guardias. An les había dejado preparado una bebida con somnífero. Pase entre los arbustos y cuando perdí de vista a los guardias aceleré el pasó y me dirigí al establo rápidamente. Estaba a un lado del jardín trasero y tenía dos entradas, una que daba al prado vallado y la otra por el jardín trasero. La puerta estaba abierta, An lo dejó todo preparado, es el mayordomo ideal. Me acerqué a Azabache, que si os habréis dado cuenta es mi preciada yegua. Me la regalaron cuando tenía 10 años. Me quité el guante y le acerqué mi mano para que me reconociera. Como era oscuro y además llevaba la capucha y la máscara puestas, se asustó un poco. Me volví a poner el guante, le abrí las puertas y le cogí las riendas para acompañarla. Me dirigí a la puerta del patio trasero. El prado está vallado y no quiero arriesgarme y saltar la valla, es peligroso para Azabache. La puerta no estaba candada, An (como siempre) se encargó de dejármela abierta. La puerta chirrió un poco, estaba algo oxidada y era una lástima porque era de hierro forjado, muy bonita y decorativa y debió de ser caro. Era normal encontrarse con puertas así en grandes casas. Y eso me daba rabia. Malditos ricos burgueses malgastadores.
Salí de la casa, y fui caminando un rato más hasta el sendero que más adelante se cruzaba con el camino principal que llevaba al pueblo. Arranqué unas ramas de algún arbusto cercano para borrar las huellas y las lancé lejos del sendero para que no fueran vistas.
Una vez alejada de la casa me monté en Azabache y fui al galope hasta el pueblo.
Pensaréis porqué voy a robar algo. No soy pobre, ya os habréis dado cuenta. Voy a robar sólo para fastidiar un poco a los nobles y a la alta burguesía, y también para fastidiar a Carlo, no lo soporto, mejor dicho, lo odio.
Os contare algo de mi pasado… ese hombre, Carlo, es mi padrastro… su esposa, Elisa, a la que apreciaba mucho, no podía tener descendencia… y mi padrastro histérico buscó una familia con hijos que estuviera en decadencia… yo en ése entonces tenía cinco años. No recuerdo mucho así que no se mucho de mi verdadera familia… sólo se que me vendieron por dinero… no se si estaban alegres o no… pero gracias a él pudieron salir del aprieto. Al principio mi padrastro me quería mucho… aunque no fuera su hija de sangre. Pero después de un tiempo… cuando yo tenía ocho años, consiguieron descendencia. Yo estaba feliz porque tendría un hermano menor. El doctor pensaba que sería niña, como yo, pero se equivocó. Era un varón, razón por la que mi padrastro le prestaba mucha atención. Estaba tan celosa de mi hermanastro qué empecé a comportarme cómo una estúpida… y como trofeo conseguí que me echaran de la casa principal y me enviaran sola a esta casa cerca de Venecia. Desde entonces vivo sola con los criados… Algunos son fieles a mi padrastro, otros, fueron enviados por mi madre. Nunca le llamo madrastra porque a ella le aprecio mucho, pese a que tuviera celos del chico, madre y él siempre fueron bondadosos conmigo, aunque creo que Andrea (mi hermanastro pequeño) no sabe que soy adoptada y no somos hermanos de sangre. Fui una estúpida al comportarme así. Poco después supe que se fueron a las Américas a ganarse mejor la vida. Y yo aquí, sola, acompañada de An y Azabache… Aunque de vez en cuando recibo cartas de Andrea y mi madre. Como ahora estoy sola… tomo el título y el nombre de Andrea para ir a las fiestas de la nobleza y la burguesía… resumen… me disfrazo de hombre… pero eso ya es otro tema… estamos a punto de llegar al pueblo más cercano de Venecia… Tengo que coger una barca e ir…
Antes de llegar, me desmonté de Azabache y la dejé descansar en un campo cercano al pueblo… ella era muy obediente… así que se quedaría en ese prado hasta mi regreso. Antes de irme saqué una sábana de la pequeña bolsa que llevaba en la cadera y se la puse por encima, tenía un hueco para la cabeza, luego le puse un pequeño gorro adaptad a su cabeza. Tanto la sábana como el sombrero eran de color café, era para ocultar su color original en el caso de que fuera descubierta. Además al regreso, si soy perseguida ocultaré su verdadero color. Ambas íbamos enmascaradas. Me fui.
Llegué al pueblo por el camino principal, la calle estaba vacía a excepción de algún mendigo borracho que vagaba sin rumbo fijo, demasiado borracho para identificarme, seguramente me vería como alguna ilusión. Igualmente preferí tomar precauciones, me fui por los callejones estrechos y en uno de ellos subí por unas cajas de madera a un tejado cercano. El edificio era bajo y los árboles cercanos cubrían mi silueta. Fui de tejado en tejado como un ágil gato. Me fui hasta el puerto y allí empezaba lo peligroso. Tenía que tener cuidado de no mojarme. Las barcas que había no me servían, estuve pensando por el camino, si cojo una barca y no llego a tiempo antes de que los pescadores despierten para comenzar su jornada laboral, se darán cuenta de que falta una barca. Tuve que haberlo pensado antes, podría ir nadando, un verdadero suicidio, el agua todavía está fría en Mayo, pero entonces se me ocurrió una idea, aunque sería peligroso a la vuelta, pero eso ya lo pensaría después. Ir de poste en poste saltando.
Entre los grandes canales de Venecia hay unos postes de madera con un pequeño farolillo que ilumina los canales, como si fueran las farolas de una calle acuática. Y todos ellos estaban unidos por una gruesa y fuerte cuerda. Me acerqué al muelle y comprobé el estado de esa cuerda. Parecía resistente a mi peso. Podía probarlo, aunque si me caía al agua por más fría que estuviera tendría que ir mojada.
Era el momento de probar mis habilidades como equilibrista. Tengo algunos amigos que se ganan la vida como artistas ambulantes y me enseñaron. Gracias a ellos perdí el vértigo y podía moverme por los tejados sin problemas. Usé mi alabarda como vara para intentar no perder el equilibrio. Me subí a la cuerda. Al principio me costó un poco mantener el equilibrio, pero la cuestión era acostumbrarse y listo. Todavía tenía tiempo de sobras, el reloj del pueblo marcaban las doce y media de la noche. Al principio fui lenta pero después empecé a acelerar el ritmo. Al cabo de un rato fui corriendo. Tenía un buen cacho por delante. Parecía un fantasma flotando por el agua entre los farolillos. De vez en cuando me paraba en un poste a descansar. Apoyada en el poste y con las piernas colgando a cada lado de la cuerda.
Llegué al otro lado del canal. A la isla principal de Venecia. Había barcas amarradas en los bordes de los canales principales. También había un par de barcos de vapor. Y todo lo demás eran góndolas. Las había lujosas y grandes, y simples y pequeñas.
Primero de todo, tenía que dirigirme a la plaza de San Marcos. Estaba a unos metros de cruzar el puente de un pequeño canal. Muchas veces había ido a Venecia, tenía amigos allí y me conocía los callejones que más de una vez me ayudarán a salvarme de los guardias. Mirando hacia la plaza San Marcos encima del puente, giré la cabeza y miré a mi derecha. Siempre que paso por ahí hago un suspiro dirigido a Ponte dei Sospiri, como indica su nombre, puente de los suspiros. Es un puente muy bonito, en cambio tuvo una historia algo triste. El puente une el Palazzio Ducale con la prisión de la inquisición, cruzando el Rio di Palazzo, debe su nombre a que muchos de los prisioneros veían por última vez el mar y el cielo desde las pequeñas ventanas y suspiraban entristecidos. Quién sabe, si algún día me atrapan como ladrona pasaré por él.
Desvié mi mirada, volví en mí. Era peligroso cruzar la plaza en medio de la noche, los guardias podrían verme, sería un blanco fácil. Tenía que moverme por los tejados. Así pues, saqué una cuerda con gancho de la bolsa en mi cadera. La lancé por una pared lateral del Palazzio Ducale (la que da al Rio di Palazzo, en frente del Ponte dei Sospiri) y una vez me aseguré de que la cuerda se había fijado bien, me lancé por ella. Unos centímetros más abajo y me hubiera mojado los pies. Empecé a subir por ella con cuidado. Cuando llegué a la altura de la galería del primer piso, me paré y observé. Es un pasillo exterior bien iluminado y rodeado de una columnata con arcos lobulares rematada con óculos cuadrilobulados. Asomé la cabeza y comprobé que no había ningún guardia. Seguramente sería el cambio de vigilancia. Continué subiendo hasta el tejado. Este edificio tenía la forma ideal… La galería se podía ver por las fachadas principales. Tiene dos fachadas, una que da a la plaza y otra a la laguna de Venecia. También tiene un patio interno.
Pero a mí no me interesa el palacio, me interesa la basílica. Recogí la cuerda y cruce el tejado de las fachadas lo más rápido que podía para que no me viesen los guardias. Cada vez que pasaba algún guardia debía agacharme. Pensé que necesitaría una ballesta más adelante para lanzar el gancho de la cuerda más lejos. Dejé el gancho en una zona del tejado y me deslicé rápido por la cuerda hasta llegar al patio interior del palacio donde había algunos guardias.
Según la información de algunos mercaderes de familia media, los guardias se diferencian entre los que llevaban mosquetes y los que llevaban un revolver. Ambos grupos llevaban espada, debido a que tanto revolver como mosquete tardaban en cargar y el enemigo tendría oportunidad de atacar o escapar. La espada iba bien si el enemigo atacaba. Pero si tenía planeado huir era conveniente tener a un grupo de arqueros o ballesteros. Además de los guardias y los arqueros había lanceros, pero ellos ya tenían una función más defensiva. Mi actual objetivo era ir a algún punto de mira de algún ballestero y robarle la ballesta. Tenía que ir con cuidado ya que si dejaba alguna evidencia algún guardia podría dar un disparo de alerta. Y los disparos eran realmente ruidosos.
Había un par de guardias en la galería superior cerca de la Scala del Giganti, y parecía tener suerte, eran un ballestero y un lancero. Hablaban en susurros mientras paseaban. Entonces fui por la galería inferior del patio escondiéndome detrás de la columna por si veía o escuchaba a algún guardia acercarse. Me acerqué a la gran escalera decorada con unas estatuas de los dioses romanos Neptuno y Marte. Estuve más afortunada aún, cuando el lancero bajo por las escaleras y el ballestero se quedó en la galería superior. Aproveche ese momento para subir por la pared de la escalera apoyándome en los salientes de ésta. Subí con precaución y observe al lancero, ni se inmutó de mi presencia. El ballestero estaba de espaldas, miré de que no hubiera ningún otro guardia cercano y me acerqué sigilosamente por detrás suyo. Le di un golpe seco en la nuca y lo dejé inconsciente. Lo apoyé en una esquina de pié como si estuviera vigilando y le quité la ballesta. La verdad, es que me costó, el hombre pesaba bastante.
Me fui del palacio por el mismo sitio y con el mismo cuidado con el que vine. Por suerte ningún guardia había notado la cuerda. Me coloqué la ballesta en la espalda (tenía una cinta para poder hacerlo) y subí otra vez al tejado. Volví a recoger la cuerda y fui por el tejado de las fachadas exteriores dirección a la basílica. Al correr sin querer tropecé con una teja. Salté haciendo una acrobacia. Que casualidad. Saltar por el tejado con la capa moviéndose al viento, el sonido de los cascabeles de mi capucha y las botas, los bordes dorados de la máscara que relucían con la luz plateada de la luna y una silueta negra rodeada por la hermosa y blanca luna llena. Parecía una hermosa bailarina con un fondo oscuro y estrellado y un gran foco plateado bañándome en luz en un teatro sin techo, sin paredes… pero que triste… sin un público que pudiera observar a tal belleza solitaria. Pensar eso en unos segundos suspendidos en el aire. Tal descripción vagaba en mi mente mientras me apresuré a llegar a la esquina del tejado, la parte más cercana a al basílica.

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Espero que os guste ^^

PD: Leonard me alegro de que te guste Alone ^^ Me das ánimos para continuarla *O*